Una vez en el portal de casa Marisa saca las llaves del bolso para entrar en casa y se da cuenta de que por error se había metido las llaves del trabajo.
-Por casualidad... ¿no llevareis las llaves de casa, no?-dijo la madre.
-No ¿para que las vamos a llevar?-dijo Claudia.
-Es que... me he equivocado y he cogido las del trabajo.
-¿Otra vez?- dice esta vez David.
-Otra vez- afirma Marisa.
-¿Y qué hacemos ahora?- dice Claudia a la que le apetecía llegar a su casa.
-Tenemos dos opciones, quedarnos aquí esperando a vuestro padre o irnos a dar una vuelta- dijo la madre alegremente.
A ambos hermanos les parecía increíble la tranquilidad que tenía aquella mujer no recuerdan ningún momento en el que haya perdido la calma a pesar de las discusiones que hay en la familia.
-Yo prefiero ir a dar una vuelta, podemos ir a alguna cafetería que haya por aquí cerca- sugiere David.
-Me parece muy buena idea, conozco una cerca que está muy bien- admite Marisa.
-A mi no me apetece ir a ninguna cafetería.
-Venga Claudia, no seas aburrida- dice su hermano.
-A ver, tato, no es que sea aburrida, pero desde lo que pasó aquella vez, le he cogido asco a los camareros.
-Claudia, es normal que eso te haya condicionado, pero hay más camareros en el mundo, además vamos a otra cafetería ellos no estarán.
-¿Se puede saber de que estáis hablando?- pregunta la madre desconcertada.
-Nada...- se apresura a decir Claudia.
-¿Cómo que nada? ¿De que habláis?
-Cuando salia con Susana, invité a Claudia a que viniese una tarde con nosotros ¿te acuerdas de que íbamos a ir a la piscina pero al final no pudimos?
-Sí- admite la madre- pero no logro entender que tiene que ver eso.
-Hubo un camarero que le tiró los tejos a Clau muy descaradamente y después cuando Susana y Claudia fueron al servicio de mujeres encontraron al otro camarero liándose con una que parecía clienta de allí- cuenta David.
-Desde luego, hay que ver como es alguna gente...- dice Marisa que no da crédito a lo que acaba de escuchar.
-Ya ves- dice Claudia quien no intervino ni una sola v
ez para contar la historia de aquel día que nunca olvidara.-¿Y se puede saber por qué nunca me entero de estas cosas?-pregunta la madre seriamente.
-No es algo agradable para contar- contesta Claudia.
-Sé que no es agradable, pero pensaba que confiabais en mí para esas cosas- contesta la madre.
-Mamá, no es que desconfiemos de ti, es que... no nos apetecía hablar de ello.
-Bueno, está bien- dice Marisa dándose por vencida para así cerrar aquella discusión- ¿Entonces que hacemos?
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Días de verano
Teen FictionConflictos amorosos, llegada de nuevas personas a su vida, idas de la misma, bajones, subidas, despedidas, bienvenidas. ¡Es increíble todo lo que puede pasar en 3 meses!