Al abrir los ojos lo único que pude ver fue un cuarto blanco, un blanco de esos que te intimidad y te hacen sentir miedo y culpa, y era lo único que podía sentir en ese momento: culpa. ¿Por que ?, porque era solo mi culpa, nada de esto hubiera pasado si yo no hubiese ido a esa fiesta, nada hubiese pasado si no fuera una persona tan diferente.
Después de mucho pensar en eso, entro un doctor a la habitación.
-¿Por que estoy aquí?- Pregunte.
-Señorita ... McPearson ?- Pregunto revisando mi nombre en su planilla.
-Si, ¿Por que estoy aquí?-
-Accidente automovilístico-
-¿Donde esta Patrick?, ¿Esta bien?
-Me temo que por ahora no, recibió un golpe muy fuerte y por el momento esta en coma.
En el momento no se me ocurrió nada mas que llorar, por que ahora le había hecho daño a mi mejor amigo. No puedo evitar pensar que a pesar que son muy pocas las personas que de verdad me quieren aun así soy una experta en hacerles daño. ¿Que te pasa Emma?-Me dije a mi misma.
Alrededor de las 5:00pm me dieron de alta y salí de la sala de observación, al salir lo primero que note fue un chico sentado en la sala de espera. No se veía con ninguna expresión en su cara, lo cual siempre me genera mucha curiosidad, pero decidí no acercarme ni entrometerme en su vida. Pase como si nada por el pasillo y él volteo a verme despacio y detalladamente; seguí aun así y escuche su voz.
-¿Y tu por que estas aquí?.- Pregunto sin ningún tono en especial.
- Hice que mi mejor amigo tuviera un accidente. ¿Y tu?
-Mi tía esta muy mal.- Dijo; haciéndome a continuación una seña para que me sentara a su lado.
Me acerque y me senté su lado y se quedo viéndome directamente a los ojos lo cual me producía una extraña sensación, parecía como si estuviera buscando algo.
-Nathan Parker.- Dijo sin mas preámbulo.
Solo asentí con una sonrisa.
-¿No me dejaras saber tu nombre?.- Pregunto.
-Emma McPearson.- Respondí.
-El mejor de los gustos.- Dijo sonriendo.
Después de un extenso silencio incomodo de la nada empezó a hablarme de su vida, de una manera tan seca y escalofriante. De hecho no le preste demasiada atención a su historia, lo que no podía dejar de detallar era su forma de hablar; era diferente, era realmente intrigante saber que fue, es, y sera de su vida. Me causaba una innegable curiosidad pero el simple hecho de que nos conocíamos hace no mas de dos horas, en una sala de espera de un hospital no me daban la seguridad suficiente para preguntarle lo que me llegaba a la cabeza.
-Emma ...
-¿Si?
-Quiero conocerte.
-No hay nada interesante que saber.- Respondí.
-Tu mirada me dice otra cosa.