Capítulo 33: "Alexander y sus secretos escondidos"

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Cuando Victoria cerró la puerta, el marido arrancó el auto y nos dirigimos a mi casa. Estábamos en pleno centro cuando paramos en un semáforo, fije mi mirada a la calle cuando observo que el auto sigue. Yo de lo más normal seguí mirando hasta que siento que frena violentamente y que me golpeo. Lo último que recuerdo son los gritos de muchas personas, mi golpe el cual luego hizo que me pegara contra el vidrio y que todo se volvió negro.

Cuando despierto....

Estaba en una camilla de hospital, tenía puesta una bata celeste y alrededor mío se encontraban mi mamá, Daniel y Victoria. Mamá estaba llorando a mares en los brazos de Daniel y Victoria solo los observaba con culpa.

Me levanté y noté que mi cuerpo no se movía, sólo se movía una parte de mí, como si fuera mi alma.

-Tú has hecho que mi hija muera, que no pueda ser feliz. ¿Te crees buena? Eres una psicóloga barata- dijo mamá mirando con rabia a Victoria.

-Ella no está muerta, tú eres la que quiere desconectarla- dijo Victoria.

-Es lo mejor para ella- dijo mi mamá.

-¡No! lo mejor para ella es vivír, ser feliz y terminar sus estudios- dijo Victoria.

Esperen, ¿Qué estoy qué? No puedo estar muerta, osea solo tengo once años, tengo una vida por delante, pensaba casarme, formar una familia, conocer en persona a Mariano y por supuesto que Daniel pague por lo que hizo.

-Mamá, ¿por qué morí?- dije para mí misma.

Como estaba muerta salí de la habitación sin terminar de escuchar como mi madre le reprochaba mi muerte a Victoria y empecé a correr sin rumbo. Como no sé a dónde ir, me dirijo hasta la escuela.

Ya ahí...

Llego y lo primero que observo es que hay un cartel en la puerta, ese cartel dice:

Roseta Ocampo, siempre fuiste una buena alumna, nunca te vamos a olvidar, nuestras condolencias a la familia.

Te queremos: Los alumnos, las maestras y tus amigos.

Mis ojos se aguaron al leer ese mensaje, no es gran cosa, pero que lo hayan hecho para mí, me basta para pensar que fui un poco importante para la escuela.

Luego de unos minutos, me decido a entrar, al entrar me doy cuenta de que todos mis compañeros (me refiero solo a mi grado), están sentados en una gran ronda y Kari está parada en el frente. Me acerco un poco más y noto que mi amiga habla sobre mí.

Me acerco a ella y la abrazo. Ella, en ese momento dice:

-Ella está aquí, lo siento, siento que sus cálidos y pequeños brazos me rodean en un bello abrazo-

Me acerqué a su oído derecho y susurré:

-Amiga, sos lo más importante que me pasó, sigue así, serás una persona genial en el futuro. Quiero que sepas que siempre me ayudaste. Si te pudiera hablar te diría que le dijeras a mamá que Daniel no es para ella-

-Roseta no hay caso que hables con ella porque no te escucha-- dijo un hombre.

-¿Papá?- pregunté.

-No, soy tu tío- dijo.

Recuerdo que mi papá tenía un hermano, se llamaba Mercurio. Sí, como el planeta.

-Tío- dije abrazándolo y empezando a llorar.

Necesitaba unos brazos en los cuales llorar tranquilamente.

-Tranquila hay que ser fuertes. Ven, vamos a un lindo paraíso donde te encontraras con toda tu familia, tus amigos y todas las personas que conoces- dijo.

"MI TRISTE, DOLOROSA Y VERDADERA VIDA" (la novela es solo ficción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora