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—Liam, basta. —trate de separarlo de mi cuello, llevaba más de 10 minutos besándome dicha zona.

— ¿Acaso no te gusta? —sentí nuevamente sus labios húmedos en mi cuello.

—No me preguntes esa clase de preguntas, que sabes que no te voy a responder.

—Sabes que son necesidades necesarias.

—Viva la redundancia. —su risa invadió el espacio junto a la mía.

Y así fue el comienzo.


Hate Me » L.P ✔ EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora