Amistad peligrosa

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Llegue a casa lo más rápido que pude, no había nadie, subí a mi habitación para dejar la mochila y me dirigí hacia el bosque donde había quedado con Jake.
Últimamente estaba muy raro conmigo, no hablamos tanto como antes, y esta mucho más distante, espero que le aclare las cosas ahora.
De camino hacia el bosque vi al chico que estaba con Teddy en la fiesta, ese tal Chris, se quedó mirándome de una forma extraña, yo seguí con mi camino hacia el bosque, pero me paró.
-Tu eres May, la amiga de Teddy, ¿no?
-Sí -respondí mirando hacia el suelo-
-Tu amiga no es quien parece ser, y si fueras una chica inteligente, te alejarías de ella.
-¿Por qué debería alejarme?
Antes de que acabara de decir la pregunta, se alejó y me dejó con la palabra en la boca.
Necesito hablar con Teddy, pero no me responde ni a las llamadas ni a los mensajes, tengo que ir a su casa, pero lo prioridad es el bosque.
El cielo estaba encapotado, y las calles estaban desiertas. Un mensaje cortó de nuevo mis pensamientos, era Tyler.
*Necesito que vengas a mi casa ahora, es importante.*
*he quedado con Jake, no puedo dejarlo plantado.*
*Por favor, necesito que vengas, si no fuera importante no te lo diría.*

Mi cabeza era un completo caos, había quedado con Jake pero quiero ver a Tyler, así que di media vuelta y me dirigí a la parada de autobús, le mandé mensajes a Tyler para que me dijera que pasaba, pero no me contestaba.
El camino hacia su casa se hizo eterno, y comenzó a lloviznar.
Cuando llegué Tyler m estaba esperando en el porche, estaba bastante serio.
-¿Qué es lo que pasa Ty?
-Pasa.
Sus palabras eran frías y cortantes, y me recordó a como pasaban las cuchillas por mi piel.
La casa estaba vacía, los padres de Ty viajaban mucho y siempre lo dejaban solo, estaba oscuro y había mucho polvo.
-Tenemos que hablar de lo que pasó en la fiesta.
-¿Lo del beso?
-Mira May, me gustas, y ese día pues me dejé llevar por la situación, pero no me arrepiento de nada.
-Yo tampoco.
-Podríamos conocernos, y cuando pase un tiempo, quien sabe, a lo mejor...
Iba a pedirle que continuara la frase, pero antes de que pudiera abrir la boca comenzó a besarme de nuevo. Yo no sentía mariposas en el estómago, lo mío eran abejas asesinas. Nunca me había pasado esta sensación.
Todo iba perfecto hasta que un pensamiento me hizo retirarme de el exaltada.
-¿Qué pasa?
-¡Jake! Había quedado con el y se me olvidó avisarle de que no iba a ir.
-No pasa nada, hay tormenta, seguro que se habrá ido a casa.
-Voy a mandarle un mensaje para preguntarle como está.
-Déjalo, ya le hablas después, sigamos por donde lo habíamos dejado.
Esa tarde fue una de las mejores, estuvimos viendo películas, jugando a videojuegos, y lo importante es que estuvimos juntos. Todavía no me lo creo.

Eran las 11:00 p.m, se me hizo tarde, Ty me llevó en su moto hasta la estación de autobús.
En el camino a casa, le mandé mensajes a Teddy, pero tenía su teléfono apagado, mañana iré a su casa.
Cuando estaba entrando en la parcela de casa vi una sombra empapada, tenía las gafas empañadas así que no podía ver quien era, pero lo reconocí rápidamente, era Jake.
-Al fin te dignas a aparecer.
-Perdona, estaba con Tyler y se me pasó el tiempo volando.
-De eso quería hablare, Tyler no es quien tu crees.
-Oh vamos Jake, es una perdona increíble.
-Es un incrédulo, tu no sabes nada.
-Si has venido a intentar arruinar mi felicidad vete por donde has venido.
-May por favor escúchame...
-Es tarde, quiero irme a dormir, adiós Jake.

Jake se fue muy enfadado, pero no le presté atención.
Cuando llegué todos estaban durmiendo, mamá me dejo una nota en la nevera.
"Tienes la cena en el microondas, sólo tienes que calentarla"
Era lasaña, eso es una bomba calórica, no puedo permitírtela. Rápidamente tiré la comida a la basura, y manché el plato para que pareciese que he comido.
Subí rápido a mi cuarto a ponerme el pijama para disponerme  a dormir, peor hice algo que no debí haber hecho, mirarme al espejo en ropa interior. No se cómo puedo gustarle a Tyler, soy una bola de grasa, mis muslos no se separan, mi abdomen no está plano, mis brazos son enormes, tengo celulitis. ¿Por qué me tocó esto a mi?
Abrí el cajón del escritorio y cogí el cúter, y comencé a cortarme las muñecas, esta vez me pasé, perdí la consciencia por un par de minutos. Rápido y con las pocas fuerzas que me quedaban limpié la sangre del suelo, me puse una venda y me fui a dormir. Mañana será otro día.


El diario de MayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora