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Marco el número de la pizzería a la que normalmente acudo, y espero a que la voz de la misma chica de siempre descuelgue el teléfono para tomar mi orden. En vez de eso me mandan directo a buzón, no lo entiendo, tal vez esté tomando las órdenes de alguien más. Nunca me había pasado algo así, espero dos minutos más y vuelvo a marcar pero sucede lo mismo.

Nuevamente espero, esta vez cinco minutos. Marco los números que me sé de memoria pero nadie me atiende al teléfono, es muy extraño.

***

Ha pasado media hora ya, mi hambre ha aumentado y pienso que ya pasó un buen tiempo para que alguien tome mi llamada, nadie lo hace. Entonces tomo mi chaqueta, mi billetera y las llaves del departamento para ir directo y yo mismo a la pizzería.

Lo hago todo con pereza, no creo que sea normal que una persona joven tenga esté así de agotado al final de un día donde no hace más que estar en un consultorio con aire acondicionado, donde casi no hay consultas o mejor dicho quien vaya a las consultas. Aun así me pagan y solo estoy medio turno, a veces me quedo horas extras. Debería tener una charla con Genevieve, ella es psicóloga en el mismo hospital, ella puede aclararme muchas cosas y si ella no sabe, seguro puede decirme con quien acudir.

Cuando salgo del edificio saludo a Benny, es el portero y es muy mayor pero no es un viejo cascarrabias, es muy divertido y amable. Camino por las calles Nueva York escuchando los ruidos de las personas a las 8 de la noche, y pienso en lo miserable que soy. Me doy pena, ¿por qué soy tan infeliz? Soy una buena persona.

Casi me paso la pizzería por no prestar atención al camino si no es que choqué con alguien.

-Lo siento –le dije- y ella se volteó a mí, era una chica linda –perdón iba distraído.

-No, yo lo siento. No debí ir tan deprisa –y me sonrió ligeramente.

-Bien, uhm, los dos lo sentimos porque ambos tenemos algo de culpa ¿te parece? –dije.

-Claro. Soy Tania por cierto, y sería un placer quedarme a charlar pero tengo prisa.

-Mi nombre es Niall, yo vine por una pizza.

-Oh, ¿a esta que está cerrada?- me dijo, me volteé hacia la pizzería ya que estaba de espaldas a ella. Ni siquiera había notado que estaba cerrada –Me parece que no tendrás tu pizza.

-¿Por qué la cerrarían temprano hoy? Demonios, estoy hambriento y cierran temprano hoy.

-¿Cerrar temprano? –Dijo –¿No escuchaste? Cerraron para siempre, la familia que era dueña de esta pizzería decidió tomarse su descanso permanente de los negocios. No volverán a abrirla.

-Estás de broma ¿cierto?

-Me gustaría, pero no. ¿No viste las noticias hoy? Lo anunciaron en el noticiero de la mañana.

-Trabajo en la mañana.

-¿A las 6am? –preguntó incrédula.

-Soy médico –le dije –Es mi pizzería favorita... ¿dónde se supone que compre ahora? Desde que esta pizzería llegó a mi vida no eh ido a ninguna otra.

-Es una pena, y ahora si Doctor Niall, tengo que irme –me dijo y busco algo en su bolso –Toma esta tarjeta, es una pizzería que está muy céntrica pero es deliciosa igual. Deberías probarla...adiós Niall.

Y se marchó mientras yo me quedé ahí, con una tarjeta de una pizzería nueva. Un número de teléfono que no era el de la chica precisamente. Y sigo teniendo hambre ¿podría ser más desgraciado? Sí, porque en ese momento comenzó a llover.

Amor a primera pizza||N.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora