Emmeline

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Lo primero que recuerdo fue estar en una especie de cápsula. Con los ojos abiertos, pero frente a mi no había literalmente nada; infinita transparencia. Ahí no existía ni luz, ni oscuridad, ni blanco, ni negro, ni ausencias, ni presencias.
Sólo estaba yo, junto a un sentimiento de sosegada desesperación.
No sabría decir con exactitud hace cuanto fue eso, en el inicio de todo; dicen algunos, al unísono del nacimiento de Ella.
Tardé tal vez mucho o quizá poco de lo que ustedes consideran "tiempo" en moverme. Fue más bien un impulso el que me hizo "romper" aquello que me envolvía. Al salir no logré sentir nada. Era etéreo.
De repente me quedé dormida, aunque puede haber sido un simple descanso. Al abrir los ojos de nuevo estaba en un lugar distinto, un sin fin de malestares y placeres me abrumaron. Sencillamente no supe como sobrellevarlo.
Sumida en mi temor sólo logré gritar.
Lloré y reí al unísono.
Vagué por la lava ardiendo, por el hielo que quemaba mis pies, tropecé con la tierra, contemplé la luz y la oscuridad; ambas me cegaron en algún punto, sobrevolé el cielo, contemplé las estrellas; tanto de día como en la madrugada. Cuando los fenómenos fugaces se encontraban donde ahora hay ciudades. Cambié de mundos, de paisajes, de universos y dimensiones. Los seres más extraños cruzaron su mirada conmigo, sin embargo no eran como yo. Carecían de aquello que me había hecho gritar.
Concentrándome un poco podía volver a mi NADA, la que me había engendrado. Aprendí a no temerle y dentro dé construí un pequeño espacio, así la transparencia no me aterraría de nuevo.
Regresando al TODO en un momento cualquiera, simplemente me desvanecí. Al abrir los ojos de nuevo. La criatura más extraña me observaba. Fue la primera vez que los vi. Semejantes a mi, pero su consciencia no superaba la mía y sus recipientes se marchitaban con mayor facilidad; humanos.

Alma gris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora