Capítulo 3. Lauren.

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Tus ojos azules me hacen sentir como un pez nadando por un inmenso océano, ver tu melena castaña es como teletransportarse a otra galaxia, tocar cada centímetro de tu musculoso cuerpo sería como poseer el más valioso anillo de diamante, tener algo perfecto sería tenerte a ti, Brad.

-¡Qué cursi por favor!- Exclama Meghan poniendo cara de asco.

-Te diré lo mismo cuando empieces con tus películas sobre Jacky. - Le digo mientras le doy con el dedo en el hombro.

Estamos sentadas en una mesa de la parte exterior del recinto del internado, cerca del inmenso espejo que rodea nuestro hogar. Me miro en él, llevo el pelo suelto salvo un mechón de la parte de la izquierda que he recogido con una horquilla. Contemplo mi silueta, soy delgada pero algo fibrosa, de estatura media, me imagino a Brad a mi lado, agarrándome con sus brazos de la cadera para atraerme hacia él. Un pájaro pasa volando entre el espejo y yo, devolviéndome a la realidad.

-Ojalá fuese de canto como tú y pudiese ir con Brad... Me encantaría hacer un dúo con él.- Le explico a mi amiga a la vez que suelto un suspiro.- No creo ni que se fije en mí cuando paso por su lado.

-De verdad, si vas a seguir así dímelo que me vaya lejos de tí.

Decido cambiar de tema porque no me apetece quedarme sola, le pego un trago a la bebida que he cogido de la máquina que hay en la tercera planta de mi bloque, piña, advierto que Meghan mira con demasiada admiración la botella así que se la doy para que beba.

Llevamos ya media hora aquí, así que nos levantamos y nos dirigimos cogidas del brazo a lo que llamamos el cuadrado, es decir donde están situados los cuatro bloques con las clases, dormitorios y demás. En medio de estos cuatro bloques está el comedor y una cafetería más bien para caprichos.

Nos subimos a la pasarela situada matemáticamente en medio del cuadrado, junto a tres chicos más, con la mala suerte de que uno de ellos resulta ser Jacky. Meghan comienza a dar saltitos nerviosos y tengo que darle un pequeño pellizco para que se relaje. Los otros dos chicos son compañeros de él, el más alto me suena que es Thomas y el otro Lukas. Los ojos de este último me llaman especialmente la atención, son de un verde intenso, no recuerdo haberme fijado nunca en ellos. Lukas me pilla observándolo y rápidamente aparto la mirada avergonzada.

Llegamos a la segunda planta y ellos se dirigen hacia la pasarela de la izquierda de la plataforma, que da a los dormitorios de chicos, nosotras tenemos que tomar el mismo camino pero en la tercera planta que es donde se encuentran nuestros dormitorios.

Nada más llegar a la habitación me tumbo en mi cama, que es la que está pegada a la pared de la derecha de la puerta. Noto un pequeño pinchazo e inmediatamente me incorporo, al volver la vista atrás diviso una tapa con algo reseco adherido a ella, que debe ser tinte.

- ¡Valentine! La próxima vez que me encuentre alguna de tus porquerías en los metros cuadrados que me pertenecen de esta habitación, las dono para que los de pintura las usen.

- Vaya unas amigas más exageradas me he echado - Replica Valentine bromeando.

- Pues las únicas que te aguantan – Dice Meghan metiéndose en la conversación

De repente el rostro de Valentine se vuelve muy serio y estoy a punto de decirle que estamos de broma, cuando a la vez que suelta una carcajada nos golpea a las dos con una almohada que ha cogido de su cama. Le devolvemos el golpe y nos metemos en una guerra de almohadas, hasta que nos quedamos exhaustas de tanto reír.

Las tres cogemos las cosas de baño y nos dirigimos a la ducha antes de cenar. Me introduzco en el chorro de agua caliente, de inmediato todos los músculos del cuerpo se me relajan. Al finalizar la ducha me seco con mi suave toalla lila, me coloco unos vaqueros desgastados y una camiseta blanca, como hasta mañana no hay más clases después de las duchas se nos permite vestirnos a nuestro gusto.

Me voy hacia el comedor sola ya que estoy harta de esperar a que Valentine y Meghan terminen de arreglarse. No hay mucha gente, me voy hacia donde está la comida y me sirvo dos filetes de pechuga y unas patatas fritas. Tras un vistazo decido sentarme en una mesa larga ocupada únicamente por una chica y un chico, los veo muy acaramelados así que dejo unas sillas de por medio. Empiezo el filete e inmediatamente llegan Meghan y Valentina, dos metros por detrás va el chico de la pasarela de ojos verdes y su amigo Thomas. Pero no les presto mucha atención porque me doy cuenta de quién va detrás, Brad. Un poco más y se me cae el trozo de filete que llevaba dentro de la boca. Rezo porque se siente en la misma mesa pero Elisa, una chica rubia y en mi opinión no muy lista le hace un gesto para que se acerque, maldigo en voz baja.

Me como la última patata y llevo mi plato a la pila donde más tarde el equipo de cocina se encargará de limpiarlos.

Doy un paseo por el césped que hay dentro del Cuadrado. Veo una cabeza asomada por la ventana de una de las habitaciones de los chicos, me resulta difícil descifrar quien es debido a la poca luz que hay a estas horas, pero de repente se me viene a la cabeza la imagen de hoy en la plataforma y en el comedor, ¡Lukas! , voy a levantar la mano para saludarlo cuando desaparece de la ventana.

Al llegar a la habitación, me encuentro como es habitual a Meghan y Valentine discutiendo, esta vez sobre si los dinosaurios existen o no.

Me pongo el pijama y me acuesto en la cama a leer, el libro trata sobre un mundo que pudo existir en otros tiempos, una historia de amor entre dos chicos, un romance de los que a mí me gustan...

Miro el reloj y marca las 23:58 se lo comento a mis amigas y le doy al interruptor de la luz.

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