Mischievous| Kai Parker #1

«Capítulo 05»

Canciones para el capítulo:

Joshua Radin ft. Maria Taylor - When You Find Me

Maggie Eckford - Tell Me How To Feel

Mary Lambert - When You Sleep

Hope. 

Estuve pensando en todos los errores que he cometido en mi vida. Todas mis malas decisiones, las cuales tuvieron consecuencias, algunas más graves que otras. Recuerdo una vez que fumé mi primer cigarrillo, fue malditamente asqueroso, y por poco me atraganté tosiendo, así que juré jamás volver a fumar. Mi madre se enfadó muchísimo conmigo, dándome un largo discurso de que no debería haber hecho aquello. Como consecuencia de mis malos actos, pasé un mes sin mi móvil. También recuerdo una vez que fui a mi primera fiesta, no era una fiesta de cumpleaños, ni una quedada con amigos, era una fiesta grandiosa con adolescentes. Ni siquiera me invitaron, ni conocía a nadie. Siempre tuve curiosidad sobre las fiestas adolescentes, y siempre me preguntaba si eran tan descontroladas como en las películas. Y lo eran. Me emborraché por primera vez, y tuve mi primer beso en aquella fiesta. Fue mi primera y única fiesta de adolescentes locos. Por suerte no maté a nadie, ni mordí a nadie, me controlé muy bien. Aun así, el hecho de que llegara a pata coja a casa y moviendo las manos en el aire indicaba que algo iba mal. Oh, sí, por supuesto que mis padres descubrieron lo que hice. Se volvieron locos. Pensaron que le había chupado la sangre a alguien y que lo habría matado, pero no fui capaz de matar ni una mosca. Mi madre se volvió loca, y mencionó lo de mi primer cigarrillo. Mi padre al enterarse, en vez de regañarme, se rió, y dijo que aquello no era tan malo como lo que había hecho. Y todo eso lo hice con tan solo quince años. Pero eso no fue lo peor de todo. Fumar o emborracharme no me hizo sentir triste, ni culpable durante días, meses y años. Cuando tenía trece años discutí con mis padres. Ellos a penas me dejaban salir de casa por quién era yo, y por quiénes eran ellos. Así que hice lo que menos querían: me marché de casa, por solo unas horas. Tenía hambre, y era luna llena. Mis padres se volvieron locos aquella noche. Era joven, y no controlaba mi hambre vampírico ni mis transformaciones de loba. Y entonces vi un coche estampado contra una farola. Me acerqué para ver si había alguien herido. Dentro había una mujer mayor, con sangre por la cara, inconsciente. Ella abrió los ojos, y me miró. Sentí unas grandes ganas de devorar toda aquella sangre. Jamás me había alimentado de nadie, siempre bebía bolsas de sangre. Pero tenía hambre, y aquella pobre mujer estaba empapada de sangre. No pude aguantarme. La mujer forcejeó y lloró mientras yo absorbía sus últimos momentos de vida. Me sentía poderosa, e imparable. Aquel momento fue inolvidable. La mujer dejó de moverse, y empezó a respirar agitadamente, hasta dejar ir su último aliento de vida. Me alejé de ella, y la observé. Todo estaba lleno de sangre, incluida yo. Lo siguiente que hice fue fruncir el ceño. Había descargado toda mi rabia en aquella desconocida mujer, la cual no era culpable de nada. Después volví a casa para disculparme. Mis padres se enfadaron muchísimo. Maté a un inocente, todo porque simplemente estaba enfadada y tenía hambre. Aquel momento jamás se borraría de mi mente. 

Tal vez por eso estaba encerrada aquí. Quizás, el karma había decidido darme una lección. Yo arrebaté una vida, y ahora mi vida fue arrebatada. Irónico. 

Jamás tuve la oportunidad de disculparme con aquella desconocida, y era lo que más estuve pensando en estos años. Su familia celebró un funeral, al cual, yo asistí. No me habían invitado, pero igualmente fui. Y lloré. Y me arrepentí. Y me culpé. Y quise ser yo la que hubiera muerto, no aquella mujer inocente. Vi a toda su familia romper en llanto, preguntándose que diablos habían hecho mal para que ella muriese. Y todo aquello era mi culpa. Mis padres me dijeron que no debería de ir a ese funeral, pero insistí en ir. El hecho de haber ido tan solo me hizo sentir aún peor.