Mischievous| Kai Parker #1

«Capítulo 10»

Canciones para el capítulo:

Melanie Martinez - Mad Hatter

Halsey - Control

Sia - Fire Meet Gasoline

Kodaline - One Day

Hope.

Dejé de caminar cuando llegué al lugar en el que Kai nos enterró vivos a aquel hombre inocente y a mí bajo tierra. Me arrodillé, sintiendo la arena húmeda del suelo hacer contacto con la piel de mis rodillas a través de los agujeros de los pantalones rotos que llevaba puestos. No puedo evitar sentirme culpable ante lo sucedido. Ni siquiera he sido capaz de averiguar si tenía familia o no, si habrían estado buscándole o no. Trago saliva cuando imagino a su posible esposa e hijos llorando por él, por mi culpa. ¿Por qué los seres sobrenaturales tenemos que ser tan peligrosos? ¿Por qué no podemos ser más humanos en vez de tan sobrenaturales? ¿Es por qué lo llevamos en las venas, o por que simplemente nos creemos superiores a los humanos? Coloqué ambas de mis manos en la arena y cerré los ojos. Tal vez... tal vez podía devolver el cadáver del hombre a su familia. Tal vez podría mover la arena de nuevo, como me enseñó Kai, sacar al hombre, y buscar su carnet de identidad para saber quién era y devolverlo a su hogar. Y quizás hacer todo aquello me provocaba más tormento y remordimiento, pero era justo, por él, por su familia, era lo mínimo que podía hacer después de haberle matado.

Imaginé el agujero tal y como lo había hecho cuando Kai había estado conmigo instruyéndome para usar la magia. Imagino el agujero, sin el hombre dentro. Hundo un poco más mis dedos en la arena. Sin abrir los ojos, imagino como la arena se mueve hacia a un lado. Abro los ojos. Ante mi hay un agujero. Me levanto del suelo y camino hacia al agujero. Trago saliva de nuevo, al ver el cadáver del hombre descomponiéndose. No sé cómo voy a sacarlo del agujero sin que se rompa a pedazos, porque tal y como se ve desde mi punto de vista, el cuerpo del hombre estaba terriblemente maltratado, lleno de arena, gusanos, con algunas ramas clavadas y no hacía falta decir el mal olor que desprendía. Entonces pensé en moverlo con magia, y sacarlo de ahí, tal y como había hecho con la arena. Y así lo hice. Estiré un poco mis manos hacia el hombre, y su cuerpo empezó a levantarse con dificultad. Su cuerpo subía y luego volvía a bajar, subía y bajaba de nuevo. Me costó bastante sacarlo por completo del lugar, ya que no me había tomado el tiempo necesario para imaginar cómo hacerlo. Coloqué la arena en su sitio con un simple movimiento con la mano. Aunque no lo pareciera, progresaba bastante usando la magia. De todos modos tenía que hacerlo sola por ahora.

Me acerqué al cuerpo del hombre muerto, y con una mueca en mis labios busqué su carnet de identidad para averiguar el lugar en dónde vivía y llevarlo allí. Después de buscar durante unos segundos encontré su carnet. Volví a guardarlo y me levanté del suelo. Miré el cielo, estaba atardeciendo, aunque el sol seguía presente manchando las nubes de un color anaranjado muy claro. No podía cargar con el cadáver del hombre por Mystic Falls como si nada a plena luz del día, ante cualquiera. Debía de esperar hasta que anocheciera, hasta que ya no quedara nadie en las calles para llevar al hombre a su hogar. Con su familia.

Me senté en el suelo, y abracé mis piernas mientras trataba de no mirar el descompuesto cadáver de aquel hombre que yo misma había matado.

― Tendremos que esperar un rato aquí― pensé en voz alta. Apoyé mi espalda y mi cabeza contra el árbol que tenía detrás, pero sin dejar de mirar al hombre. Después me pregunté si sería capaz de llevarle con magia hasta su casa, tal y cómo lo había hecho antes al sacarle. Cerré los ojos durante un segundo, pero ya no los volví a abrir más.