Pasan los días, pero yo sigo igual. La otra noche soñé que Lucas me pedía que volviéramos. No estábamos en un oasis, estábamos en un banco de mi urbanización y él no lleva mordaza ni turbante ni mascarilla. Me decía "Clara" y sonreía. Y entonces, como el gato de Cheshire, ese que encontraba Alicia en el País de las Maravillas todo iba desapareciendo poco a poco hasta que sólo quedaba flotando en el aire su sonrisa desarmante.
Bueno, vale, Lucas no llego a decir exactamente qué quería volver conmigo, pero por su forma de pronunciar mi nombre estaba claro que eso era lo que me habría dicho si no llega a desaparecer. Además, es mi sueño, y lo menos qué puedo hacer es recordarlo como a mí me de la gana. Si ni en sueños Lucas es capaz de volver conmigo, ¿cómo va hacer en la realidad?
No me engaño. O sí,pero se que me engaño. Aun distingo los sueños de la realidad. Se que fantaseo. No hay escenario que se me resista. Me imagino que Lucas me rescata, me abraza, me acaricia el pelo, me coge de la cintura de esa forma que me provoca un escalofrío desde la nuca hasta la rabadilla, se arrodilla ante mí, pide desesperadamente pidiendome que vuelva con él, hace una pintada en verde fosforito que dice: "CLARA" y la pintada aparece en la urbanización enfrente de mi portal y Edgar, el portero, se niega a borrarla, o aparece en el colegio frente al baño de chicas y la ve todo el mundo, o esta escrita con algas en ese mar llenl de besugis que se desplazan bobalicones formando un banco, pero mi besugo Lucas se aparta para venkr a buscar a Clara pescadilla...
Tengo que dejar de fantasear.
Cuando empiezo a creer que estoy mal de la cabeza de tanto pensar en Lucas, me acuerdo de Unai y me consuelo. Porque yo no se que porcentaje de personas abandonadas fantasean con volver con la persona que las dejó, y tampoco se lo pienso preguntar a mi padre. Pero seguro que son mayoría. Yo diría que 85%. Sí, más o menos el misml porcentaje de personas que, habiendo perdido un ser querido, piensan constantemente en él. Ahora, de ahí a inventar una versión nueva de su muerte casi cada mes, hay un burn trecho... Un trecho tan grande como el que puede haber entre un cuadriculado analista estadístico y una psicóloga más bien redonda
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