Capitulo 2: Los abuelos (y su familia).

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—¿Entonces estas diciendo que no ves desde hace mucho a tu abuela Narcisa?

Armus asintió nuevamente. A veces pedirle algo a Harry era muy complicado. Aunque tampoco podía juzgarle, era el héroe, en sus genes estaba ser lo correcto casi tanto como en su propia cabeza estaba tatuado el "Un Malfoy siempre hacen lo correcto"

—¿Podrías llevarme entonces? —dijo el niño ahora demasiado impaciente mientras llevaba una de sus manos hacia su nuca para rascar suavemente.

—No creo que tu padre este de acuerdo y no creo que Lucius este lo suficientemente bien para verme o para realizar un juramento —bufó mientras rodo los ojos al mencionar el nombre de su abuelo.

Armus jugueteo nerviosamente con sus manos una vez que bajaron de su nuca, y alzo su rostro mirando fijamente al mayor. Estos días con Harry habían sido fabulosos, de hecho Harry le cuidaba todos los domingos y si no tenía algún desacuerdo con su padre se quedaba a cenar. Así que ya había algún lazo de confianza como para pedirle ver a su abuela Narcisa.

Observo como Harry se rasco la cabeza, meditando la situación.

—¿Qué te parece si comemos y esperamos a que llegue tu padre para ver qué opina?

Más que por obligación que por otra cosa. Armus acepto.

Este tipo de escenas son las que incomodaban más a Armus, ya sabía todo lo que pasaría pero aun así le hacían sentir fuera de lugar. Por más que su abuela Narcisa le repitiera que un Malfoy nunca estaría fuera de lugar simplemente por ser un Malfoy. Armus ya sabía, que Harry vería su padre graciosamente, como las miradas de las chicas que Vera ve en sus programas, también que desviaría su mirada cuando fuera el turno de su padre ver así al héroe. Después su padre le criticaría algún desperfecto en su ropa, que ni el mismo Armus habría notado. Después discutirían como normalmente lo hacen, al final Harry pediría hablar con él a solas, pero como todas las noches, su padre tosería y diría que es muy tarde, y el Londres muggle de noche es muy peligroso. Y Harry se iría nuevamente con una mirada triste, como a Armus no le gustaba verle.

Armus frunció su ceño al ver como el rostro del héroe nuevamente se enrojecía, casi cuando su padre iba a sorprenderle viéndole, ¿Por qué nunca podían cruzar sus miradas? Era algo que no entendía. Llegaba a ser un poco desesperante, hasta para un niño de seis años.

Harry carraspeo, levantando su mirada hacia su padre, boqueando unos minutos. Como si buscara las palabras correctas para hablar. En cuanto tomo valor su padre le interrumpió:

—Malf...

—Tienes porquería en la boca, Potter —Draco señalo su propia comisura derecha, sin tomarle mucha importancia, reservando su atención solo para la comida sobre su plato.

Harry enrojeció aún más, tanto que para Armus era como ver la salsa de tomate que les echaba a sus papas. Miro a su padre con enfado, mira que era fácil que el echara perder los momentos silenciosos con Harry.

—Malfoy —volvió hablar —¿Podemos hablar de algo importante?

—Potter.

El tono que su padre uso con Harry le recordó, como cuando le llamaba a él después de seguir insistiendo por algo que ya le habían negado repetidamente.

—No es sobre eso, Malfoy.

—¿No? —preguntó dejando los cubiertos sobre la mesa, incluso Armus pudo ver un semblante entristecido y sorprendido.

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