-Será divertido- dijo mamá con una sonrisa de oreja a oreja.
-Si, mami- por ese entonces yo tenía 4 años y estaba empezando el colegio, no sabía lo que me esperaba.
Entré en la clase , recuerdo que no era muy grande pero tenía unas cuatro mesas circulares para nosotros y una parte en la que nosotros jugabamos.
No era muy social con lo cual siempre estaba con mi profesora , yo sólo decía que ellos me ignoraban y no querían jugar conmigo. Todos los recreos en brazos de mi señorita y, normalmente , llorando. Hasta que un día mi señorita no acudió a clase y tuve que ir sola al recreo.
Al salir de clase miré si habían bancos sin gente y por suerte había uno , era un banco de mármol blanco que estaba bajo un árbol enorme ; iba andando hacia el banco , cuándo me tropecé y caí al suelo , me aterraba la sensación de ser humillada ante los de mi clase así que me intenté levantar pero no pude. Entonces un niño alto , de pelo negro y ojos azules se acercó a mi - ¿Estas bien?- dijo , yo solo me quedé esperando quéme se riese de mi , me di cuenta de lo que dijo después de un rato y contesté - Si...- me ayudó a levantarme -gracias- dije , -no hay de qué , ¿cómo te llamas?- me dijo.
-Me llamo M- dije mirandome los pies
- Bonito nombre , yo me llamo Daniel- me dijo con una sonrida radiante. Este era el principio de una gran amistad.
ESTÁS LEYENDO
Daría lo que fuese para volver
AcakEsta es la recopilación de la vida de una chica a la que llamaremos "M". Te intentaré transportar con esta historia a la mente de esa pequeña niña que lo único que quería era no llorar.