Capítulo 1: Agente de la O.P.S.

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¡Qué maravilloso es que nadie necesite esperar ni un solo momento antes de comenzar a mejorar el mundo! 

-El Diario de Ana Frank (Ana Frank)

   Creía en el fondo de mi corazón que me arrepentiría de haber seguido los pasos de mis padres, pero después del tiempo devastador que pase hace ya casi cinco años me doy cuenta que fue una de las mejores decisiones que había tomado en mi vida. La verdad que haberme unido a la Organización de Protección Secreta fue mi escape y una gran distracción a lo que me había pasado. Me uní hace dos años, tenía quince años en ese entonces, y no fue tan difícil ya que mis padres eran unos de los jefes en la organización. Bueno en ese momento mi padre lo era. Ya que mi madre había muerto en un trágico ataque a nuestro hogar cuando yo tenía doce años.

   Desde que aprendí a caminar prácticamente mis padres me habían enseñado a defenderme. Sabía un poco de defensa personal a los siete años, a los diez ya le había ganado en combate a mi madre, con ella pasaba la mayoría del tiempo en nuestra casa ya que papá siempre se la pasaba en el trabajo. No fui a la escuela así que mis amigos se limitaban al gran número de cero, bueno tal vez cuente mi mp3 con canciones de épocas pasadas, o mi cuaderno de dibujo en el cual hacía varios dibujos de vez en cuando de paisajes, o personas. La verdad de lo que sea que se me viniera a la mente. Entonces como no fui a la escuela mi madre me educo, ella trabaja sí, pero al mismo tiempo me cuidaba muy bien. Me enseño sobre historia, el mundo había sido muy diferente hace unos siglos. No podía creer cuanto había cambiado el mapa del mundo en ese instante, muchos países desaparecieron completamente bajo el mar y otras tierras vírgenes y nuevas aparecieron en la superficie, fue una total catástrofe. Aun el mundo no se recupera por completo del desastre masivo. La población también está en decadencia aunque la verdad que con la ayuda de O.P.S. ha mejorado mucho desde que la organización se fundó.

   Así que aquí estoy, soy una agente que ayuda a los demás a encontrar la paz. No soy una heroína, solo me gusta hacer justicia. He ayudado a atrapar a los malos y también he hecho cosas para los aun damnificados (que ocupaban gran parte del territorio). Amaba ayudar, sentía que mi madre estaba muy orgullosa de mí, donde quiera que se encontrara en este momento. El entrenamiento era agotador los primeros días, pero debo admitir que ha valido la pena, tengo los mejores reflejos que cualquier adolescente pudiera desear, soy muy flexible y se varias clases de artes marciales con las cuales podría asesinar a cualquier estúpido que tratara de aprovecharse de mí. Era fuerte como una roca y todos en la agencia lo sabían y comentaban. O.P.S. se había convertido en mi nuevo hogar, no pude volver a mi antiguo hogar después del ataque, estaba muy traumada con el lugar, así que me mude al complejo de la agencia. Al principio vivía con mi institutriz que mi padre había contratado. Su amor y muestras de afección por mí habían muerto después de una semana de enterrar a mi madre. Se volvió a encerrar en el trabajo y rara vez lo veía unos segundos. Al cumplir los dieciséis le dije a mi querida institutriz que ya no necesitaría de ella ya que cumplía un año de ser un agente junior y me dejarían vivir sola, pero ella se negó y siendo sincera me alegro de que lo hubiera hecho ya que la quería mucho. Llegamos al trato de que solo estuviera en mi casa las tardes entre semana, ella ya tenía una edad avanzada. Se llama Egna lee, es como una abuela para mí, la persona más dulce y atenta que he conocido nunca, aparte de mi madre.

   Mis días eran sencillos cuando no estaba en una misión. Me dedicaba a ir a la sala de entrenamiento, donde gastaba cada gota de mi energía. Pasaba casi medio día allí, en el complejo de la agencia no había mucho por hacer, era una serie de bloques de apartamentos los cuales estaban dentro del territorio de la O.P.S. En la hora del almuerzo solía reunirme con los agentes con los cuales había compartido alguna misión, la mayoría de personas aquí eran reservadas y usualmente la paz reinaba. El agente con que mejor me llevaba era Green, bueno ese era su apellido, se llamaba Steeven. Creo que él es lo más cercano a un amigo que tengo. Siempre está por ahí hablando sobre los tipos que teníamos que atrapar aun o sobre los inventos inexistentes que algún día lograría hacer y que según el "Cambiarían notablemente el potencial de la agencia." Era divertido pasar con él. Provocaba que las tensiones en una misión desaparecieran.

THE RECRUITMENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora