Capítulo 4: Un Perfil en Blanco

24 2 0
                                    

Cuando tienes miedo pero lo haces de todas formas, eso es valentía.

-Coraline de Neil Gaiman.

   ¡Espacios en blanco! Solo tenía completa la información esencial pero para mí todo era importante. No podía ser posible que me padre lo haya aceptado con tan solo los datos de su nombre, tipo de sangre, edad, note que era dos años mayor que yo, uno más que Green. Ni siquiera había lugar de nacimiento, ni su fecha de cumpleaños, esto tendría que ser una broma. En el espacio de habilidades escribían que poseía un dominio de varias artes en combate pero no especificaban nada. Bueno por lo menos podía saber que él sabía luchar. ¿Por qué demonios mi padre me enviaría a alguien con una información en blanco?

   Comencé a girar las páginas leyendo el perfil de los otros agentes, ¡Todos tenían sus perfiles completos! Esto era injusto, sí Green lo había notado de seguro no le importaría ya que era obvio que no le caía nada bien y que prefería sacarlo lo más rápido posible, esto podría ayudar a obtener más puntos contra él. Arroje la carpeta sobre la mesa cogiendo mi refresco y tomándolo hasta dejarlo vacío. Me fui a mi cuarto con mi mente corriendo a mil por hora, necesitaba averiguar más sobre Brooks.

   Mi cama me recibió caliente como siempre en estas noches que comenzaban a descender las temperaturas. A los pocos segundos de acostarme recordé a mi institutriz, había olvidado escribirle. ¿Habría venido hasta acá para verme? Diablos era demasiado tarde para llamarla o enviarle un mensaje. Me cubrí por completo con las sabanas decidiendo que mañana la tendría que llamar apenas despertara. Todo esto de mi nuevo equipo me tiene muy ocupada. Mis parpados se sentían cada vez más pesados, al pasar los minutos me quede completamente dormida.

   La alarma de mi reloj despertador sonó justamente a las ocho en punto, era domingo pero desde hoy tendría que comenzar a entrenar a los iniciados para acabar con esto lo más rápido posible, estire mi mano apagando el despertador. Después de unos minutos de estirarme en la cama tratando de arrojar la pereza lo más lejos de mi cuerpo que fuera posible, me senté y cogí el teléfono para marcar el número de mi querida institutriz. A los pocos timbres contesto la suave y dulce voz de Egna.

   -Buenos días mí querida niña, ¿Cómo has estado? Lo siento por no ir ayer, tuve una complicación pero ya estoy mejor. Tu padre me ha informado lo de tu equipo, supongo que hoy estarás ocupada. ¿Quisieras que vaya? –Dijo ella. Sentí que toda la culpa que sentía se iba rápidamente de mi cuerpo.

   -Buenos días, me alegro escuchar que ayer no me viniste a ver ya que estaba preocupada porque no estuve ayer en todo el día en el apartamento. Parece que mi papá está actuando algo extraño estos días, me sorprende que te hubiera llamado. Yo creo que sería mejor vernos la próxima semana ya que hoy también tendré que estar con los iniciados. –Deje escapar un suspiro ya que me daba pena no poder ver a Egna por toda esta semana.

   -No te preocupes por mí, mi niña. Nos veremos la próxima semana sé que estas ocupada y quiero decirte que estoy orgullosa por ti, y tu madre de seguro lo está también. Respecto a tu padre, no estés mal, sabes que él tiene las neuronas chamuscadas por tanto trabajo. Ojala este cambio demuestre que quiere de verdad cambiar a ser un mejor ejemplo de padre para ti. –Sus palabras de apoyo hicieron que una pequeña sonrisa apareciera en mi boca.

   -Gracias, ahora tengo que irme, estaré esperando con ansias el próximo fin de semana. –Escuche como se despidió, para después colgar.

   Deje el teléfono sobre la mesita de noche, y me dedique a mi rutina de todos los días. Al cabo de una hora ya estaba lista. Unos leggins negros junto con una camisa blanca manga larga, mis zapatos deportivos y mi abrigo de lana, me mantendrían caliente y cómoda durante las actividades que los iniciados tendrían que hacer. Al salir recordé que ahora Steeven vivía al otro extremo de mi piso. Camine hasta su puerta y la toque suavemente, había un par de posibilidades de que Green no estuviera, pero abrió su puerta recibiéndome como siempre con una sonrisa.

THE RECRUITMENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora