Domingo familiar

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-Dios! Ya tan rápido es domingo y hoy es día de visitar a la abuela Berta en su casa, eso me pone triste porque será la última vez que la visite en mucho tiempo.
Eduardo había despertado muy temprano porque quería aprovechar al máximo su día y enseguida se dispuso a tender su cama y bajar a la sala a preparar el desayuno.
-Mmmmm veremos que haré hoy, hay huevos, jamón, jugo de naranja. Okey haré un omelet.
Pasaron 20 minutos.
-Listo, mamá y papá vengan al comedor para que no se vaya a enfriar su almuerzo.
-Enseguida vamos hijo.
Cuando los tres ya estaban desayunando su mamá dijo:
-Mis amores, hoy quiero que sea un día muy especial porque será la última vez que veamos a mi mamá en cierto tiempo.
Ambos hombres se quedaron callados y reflexionando las palabras que había dicho la mujer de la casa.
Así que el desayuno había terminado y los tres se dirigieron a vestirse a la planta alta de la casa la cual era muy grande ya que había cuatro habitaciones que tenían camas muy grandes, también tenían un ropero hecho de roble que medía el ancho de todo el cuarto y donde Eduardo guardaba miles de objetos como yoyos, historietas, etc.
Estaba indeciso porque no sabía que ponerse.
-No sé si ponerme esta camisa morada o esta otra color gris.
Pasaron cinco minutos y se decidió por una.
-Me agrada más la camisa gris ya que le queda a estos zapatos.
Al haber tomado su vestuario, fue a pararse frente al espejo que estaba en el extremo izquierdo de la habitación para peinarse y a la vez a decirse cosas a sí mismo.
-No entiendo porque diablos nos tenemos que cambiar de casa, era la última que cosa que deseaba que ocurriera o que al menos mi madre me hubiera dicho con anterioridad.
El reloj apuntaba las 2 de la tarde y ya se podía escuchar el automóvil de la familia que estaba por salir por aquella calle empinada y con adoquines color café.
-Mamá, en cuánto tiempo crees que llegaremos allá?
-Si no hay tanto tráfico pienso que en unos 20 minutos.
-Está bien madre, voy a tomar una siesta.
-De acuerdo cariño.
Pasaron los 20 minutos muy rápido y cuando Eduardo menos se lo esperaba ya habían llegado a la casa de la abuela Berta.
-Hijo, acabamos de llegar, ya levántate del asiento del auto.
-Carajo! El trayecto fue muy rápido.
Cuando bajó del automóvil, vio a la abuela Berta que usaba un vestido color verde claro con pequeñas flores y encima de eso un mandil color blanco con una pequeña mancha color rosa.
-Hola Eduardo! No sabes el gusto que me da por tenerte aqui.
-Hola nana! Extrañé tus abrazos, tus besos y tus apapachos.
-Awww mi cielo, anda ya pasa a comer los fideos que hice para ti y para tus padres.
-Okey nana.
En ese instante entraron al comedor pero un silencio rondaba y era lógico que la noticia ya se sabia.
-Nana, nos vamos a ir.
-Lo sé mi cielo, tu madre ya me lo había dicho.
-Dios! Haz algo para convencerla de no irnos de Montevideo.
-No lo haré.
-Porque no?
-Porque eso no está en mis manos y debes saber que poder decir adiós es crecer.

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2015 ⏰

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