Capítulo 3

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Anne

- Espero que te lo pases bien, hermanita. - dice Zayn, y me abra- za.

- Pórtate bien, Anne, que te conozco.

- no llores, Lou, volveré.

- no iba a hacerlo. - protesta, cuando es obvio que se está conteniendo.

- come bien, ¿vale, granuja?

- claro rubio. Tú también, que nos conocemos.

- por supuesto, no te decepcionaré.

- si necesitas algo, Harry está aquí para ayudar pequeña. Ya sabes mi número.

- Harry, ¿por qué susurras? - digo, y todos reímos. - Te voy a echar de menos grandullón.

- Enana, ¿para mí no hay beso? - pregunta Liam haciendo pucheros.

- Sí, ven aquí canijo - los chicos son muy cariñosos conmigo, les adoro.

- ¿y a tu otro tate?

- Andrés, eres un celoso. Para ti no hay beso. Adiós a todos.

- ya te pillaré. Ester, cuida a Anne, que ya la conocemos.

- sabes que lo haré, dejad de preocuparos. Vamos, Anne. - dice sonriendo. Coge mi mano y me arrastra al interior de un autobús que no llevará a las afueras de Bradford (Inglaterra). En qué me he metido.

Después de tres horas de paradas para buscar a gente, me duermo. Total, aún nos falta mucho para llegar, y Ester ya está dormida.

- eh, tú, Anne, arriba. Ay que ver, duerme como su hermano. ¡Anne! Tierra llamando a Anne Malik.

- qué pesada, Ester, no hacía falta que me insultaras.

- ¿cuándo he hecho yo eso? - pregunta haciéndose la indignada. ¡Acaba de compararme con mi hermano! ¡Con mi hermano! - ah...vale, vale ya lo pillo. ¿Lo siento?

- disculpas aceptadas - digo riendo.

Una vez hemos bajado del autobús, veo que estamos a principios de un bosque, cerca de un arroyo. Este sitio, es precioso. Los monitores, dicen, que debemos armar las tiendas antes de que anochezca. A Ester y a mí, nos ha tocado compartir tienda con una chica muy maja, que se llama Vega.

Vale, tres horas aquí, y el sitio ha perdido su encanto. No sé realmente qué esperaba, desde luego, hadas como mínimo, porque es un bosque de ese tipo. Pero no hay hadas, ni nada. Sólo un montón de adolescentes. Hay un grupo de chicos que ha captado mi atención desde el primer momento. Deben de ser un año más mayores que nosotras, creo, eso, o están muy altos. Pero que muy altos. Y, algo me dice, que no soy la única que les ha puesto los ojos encima; mi querida amiga pelirroja, no le quita los ojos de encima a un rubio alto, muy alto.

Y entonces le veo, ahí, a la derecha del ligue de mi amiga, un rubio de unos centímetros menos, pelo descuidado y con una sonrisa de las que matan. ¡Pero quién es ese chico! Deduzco, que por su color de pelo, y el azul verdoso de sus ojos, que no es inglés. Los ingleses no somos así; somos mucho más blancos y algo más bajitos.

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