4. ¿Qué quieres de mí?

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Taylor abrió la puerta de la habitación y en ese entonces noté que era la habitación de un motel. Taylor se abrió paso a caminar a través del pasillo hasta un elevador sin decirme nada, supuse que esperaba que yo lo siguiera y eso fue lo que hice. Lo seguí hasta que me llevó a un auto chapado a la antigua, verdaderamente una sorpresa ver un auto como ese. Él abrió la puerta del copiloto y entendí que era suyo. Me quedé de pie en la acera mirando a Taylor y al auto que estaba frente a mí como esperando a que sucediera algo.


– ¿Qué esperas? Entra al auto. – sugirió amablemente. 

Nunca antes un chico había sido cordial conmigo. Es por eso que ni siquiera me pasó por la cabeza que Taylor estuviera abriendo la puerta de su auto para mí. Despistada entré a aquel carruaje de quien sabe qué época. Taylor puso su auto en marcha. Yo lo miraba, espiaba su perfección.

– ¿Dónde están tus padres? – rompió Taylor el incómodo silencio. 

– Yo no tengo padres.

– ¿O sea que vives con ese Lucas? – inquirió asombrado.

– Sí, Lucas es el único que me quiere, él me está enseñando a leer. – le comenté mi gran emoción por el agrado que me causaba recordar que Lucas me enseñaba a leer con mucha paciencia.

– ¿No sabes leer? – me miró con extrema sorpresa.

– Estoy aprendiendo. – me defendí.

– Wow.

Minutos después, el auto se detuvo en las instalaciones de ese cabaret. Taylor se bajó del auto y luego me abrió la puerta para que yo bajara también.

– No quiero entrar allí. – negué con miedo. 

– ¿Quieres que entre a ver yo solo? – me preguntó Taylor señalando el lugar. 

– No quiero estar aquí sola. – añadí tímidamente. 

– ¿Qué quieres hacer? ¿Esperamos aquí? Si Lucas viene a buscarte estaremos aquí afuera y si está allá adentro algún día tendrá que salir y nos vera. ¿Te parece? ¿Estás de acuerdo?

– Sí. – contesté con un hilo de voz apenas audible. 

Taylor y yo nos recostamos de su auto, él cruzó sus manos sobre su pecho y apoyó uno de sus pies sobre una de las ruedas del auto mientras su otro pie reposaba en el suelo. Su pose se acercaba a la de un modelo guapo. 

– ¿Tú de dónde eres? – me cuestionó Taylor interesado. 

El sol radiante se reflejaba en su tersa piel.

– Soy de Australia, pero desde que mis padres murieron Lucas me ha llevado a conocer todo el mundo.

– ¿Qué edad tienes? – volvió a interrogarme. Qué hombre tan curioso. 

– 16.

– Y... tu novio... – tragó saliva. – ¿Lucas qué edad tiene?

– 25.

– Humm, lo imaginé. – me dio la impresión de que Taylor estaba diciendo aquello para él mismo.

Yo estaba a su lado recostada del auto, estábamos muy cerca pero sin tocarnos, él no me miraba pero yo sí ponía atención a cada movimiento que él hacía. Yo solía confiar ciegamente en muchas personas siempre, y aunque había algo en Taylor que me aterrorizaba eso no quitaba el hecho de que yo confiara en él. Me había preguntado un montón de cosas sobre mí y yo le respondí sin dudar y ni siquiera me molesté en preguntar nada sobre su vida. Ni siquiera me interesaba saberlo, lo único que sabía sobre aquel chico es que se llamaba Taylor Lautner, que al parecer tenía fama de peligroso, que era increíblemente apuesto y con eso me bastaba.

Ángeles vs. Demonios (Taylor Lautner)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora