Narrado por Caresa:
Tengo un deseo...sólo uno, no debería mal gastarlo en algo tonto como lo haría Plabi. Tengo que asegurarme de que este satisfecha, no, no sólo yo, pediré que todos seamos felices pero no puede ser tan simple sólo decir eso. El tipo de felicidad que yo quiero no es el de un emperador. Me encanta mi vida cotidiana con mis amigos y la gente del pueblo. Esto debería de ser tan fácil ¿no? Sólo tengo que...¡Ah!Si la guerra, desearé que la guerra que nos ha atormentado a todos se de tenga de una vez por todas, si eso debería hacer. Pero ¿y si Teredam mal interpreta mis palabras concediéndome mi deseo pero con circunstancias que no le di a detalle? Que complicado, si sólo me pudiera decidir en algo que nos beneficie a todos y si debería ser el alto de la guerra... Esta bien.
Tomó Caresa un gran suspiro y dijo: "Yo diré lo que quiero primero."
Todos la miraron como si estuvieran bajo la misma presión que ella sentía al darse cuenta lo que un deseo podía hacer en sus vidas.Se dirigió Caresa hacia Teredam y sujetándole las manos le dijo:
"Deseo... Que haiga paz, que la guerra de los 3 años se detenga."
"Consedido." le dijo Teredam con una sonrisa
Luego de ciegarles la vista a todos con una luz misteriosa y les dijo que ya cumplió con el primer deseo,que ya no había conflicto entre los romanos y los asiáticos.Pero que podía volver a surgir el problema de la guerra sino hacían algo al respecto.En ese mismo instante Bárbara sugerio que fueran a donde El Ley para estar seguros de que el deseo se había cumplido y decidir lo que deberían hacer luego.
Llegaron al hogar de El Ley viedo que estaba de prisa buscando papeles y tinta. Se notaba que quería documentar algo e importante.
"Chicos, no lo van a creer, la guerra se a acabado, hemos ganado." dijo Ley con lágrimas en los ojos de felicidad.
Todos celebraron pero Caresa se quedó pensativa y se camino ha donde su padre y le pregunto:
"¿ Y los asiáticos? ¿Que ha pasado con ellos?"
Ley le respondió: "Con que estaban en medio de preparación a la próxima batalla y dejaron de hacer lo que estaban haciendo en un instante refugiándose en sus hogares y que acababan de mandar la carta de rendirse."
"Eso fue rápido ¿no creen?" comentó Plabi con un poco de humor.
"Ahora si chicos, ¿para que vienen? Acaso ¿ya sabían de la noticia?"
"Bueno, si padre, pero en realidad queremos saber que puede pasar ahora que la guerra se ha acabado." dijo Caresa preocupada.
"Sencillo, el emperador no interferirá con los asiáticos, es más no volverá acercarseles estoy seguro de eso, ahora, todos afuera que tengo que escribir esto."
Caresa puso cara de alivio y despidiendose, todos se devolvieron al Palacio de los árboles, pensando en que otra cosa podría ser útil para ellos en desear ya que tenían en común detener la guerra pero con la duda en mente.Se sentaron en forma de circulo, mirándose las caras, esperando a que alguno se decidiera a tomar el próximo deseo.
Plabi se levantó y sin pensarlo, miró a Teredam y le dijo:
"Deseo,que este pueblo creesca en belleza llenalo de Rosas Naranjas por todas partes. "
Todos confundidos lo miran y le pregunta varias preguntas del por que o si estaba seguro ya que sentían que era innecesario dicho deseo.Pero Teredam sólo ascendió con la cabeza, volviéndolos a ciegar con la luz misteriosa anterior.
"Hecho joven, puedes ir al pueblo y ver tu resultado."
Todos se fueron a la carrera y vieron que hasta las casas estaban cubiertas de las rosas naranjas.Viendo también los rostros de los habitantes del pueblo confundidos mirando aunque extraña pero dicha belleza que causaban las rosas naranjas. Plabi al ver todo cubierto en rosas se hecho al piso y comenzó a llorar de felicidad, riéndose mientras se levantaba a correr por todo el pueblo.
"Quien hubiera sabido que ha Plabi le encantaban tanto las rosas naranjas."
Comentó Caresa mientras se trataban de ver a donde había cogido Plabi. Belmar se quedó atrás con Bárbara y Bárbara no pudo aguantar más la tentación de preguntarle a Belmar sobre el deseo de Plabi. Belmar, antes de que Bárbara pudiera decir una palabra, le dijo:
"Es su flor favorita, era la que su familia solía cultivar cuando todavía tenían su hogar y sus vidas por supuesto."
"Ahora que lo pienso, tu nunca nos has contado mucho sobre Plabi." Dijo Bárbara con la seguridad de que Belmar le dijera quien era Plabi a pesar de haberlo conocido 2 años antes de la guerra.
Belmar tomó a Bárbara de la mano y se la llevó al Palacio donde el estaba seguro de que nadie los escucharía.
Belmar se acordó del día en que conoció a Plabi, ese chico desconsolado que había perdido todo con la rosa naranja en mano.
Narrado por Belmar:
En los primeros días de la guerra fue en que todo su mundo cambio. El mismo día que lo conocí con mi mula a mi lado y el sentado al lado de un hogar quemado por lo que se veía. Fue un encuentro triste pero lo pude hacer reír en cuestión de minutos. Al parecer se tranquilizó en el pasar de la noche antes de yo encontrarlo en ese estado de terror. Me había contado que su familia hacia mucho dinero encontrando suelo fértil y además de cultivar alimentos, plantaban la rosa favorita de su madre: la rosa naranja. Su madre fue muy simpática me contaba el cuando íbamos de vuelta al pueblo, que su padre era también un gran hombre tranquilo pero rudo. Era como si toda su vida sus padres fueron lo mejor de el.
Pasaron los días claro y me atreví a preguntarle que había pasado esa noche. El se mantuvo en silencio pero me logró contestar. Me contó que los asiáticos apuñalaron a su padre frente a el y quemaron sus cultivos mientras el trataba de tomar las rosas naranjas. Su madre le dijo que escapara pero el sabía que su madre amaba esas flores como si fueran el mismo aire. No le hizo caso y entonces murieron todos excepto el que pudo escapar gracias a que su madre lo empujó fuera de la casa. En realidad el no esta seguro si ella murió o no por que no vio si los asiáticos llegaron a ella.
"En realidad no pensé que Plabi tendría tan oscuro pasado." dijo Bárbara cabizbaja.
Bárbara se encaminó al pueblo junto a Belmar y sintió la necesidad de terminar de conceder los deseos por que tenia un mal presentimiento. . .
