Las noches fueron para sonreír, las estrellas para soñar y la luna para compartir; mi vida con la tuya.
Tu mirada me susurra las palabras más decentes para conseguir mi atención. Haces que anhele estar cerca, cerca de tu aliento. Tu voz roja me grita, "Quedate hoy, no solo hoy, quedate cada noche y abraza las estrellas junto a mi."
Ella en ocasiones se pone cursi, y yo extasiado de su dulzura, anonadado de su verbosidad.
Porque en cada noche hay tranquilidad, es poesía que no puedo callar, evoco barras de simpatía; es como un apretón de mentes enamoradas bajo la luz de la cristalera.
Soplos fríos, perplejado estoy al sentir tu brío. Coraje infundo al enfrentar la realidad; a pesar de la distancia, una mirada hacia la bendita cristalera nos integraría para siempre.
Que la posibilidad es estrecha, ¡Lo reconozco mujer! Pero es que los retos no se abandonan, se sostienen con el vigor del corazón. Para cada sombra hay fulgor, para cada llanto un solazar.
El crepúsculo todavía tarda, hay muchas horas para admirarte. Contigo cualquier lucero queda sin pulimento.
El bullicio se aparta, la calma se avecina.
Eres papel en blanco, escribiré en ti una biografía; de trayectorias, sueños y empujes de vivacidad.
Por eso escribo en la penumbra de la historia, para dar lustre a la monotonía.
Soyunrey.
