Me llamo Emily,
era una niña muy pequeña cuando mis padres se empezaron a pelear, fui creciendo, igual que mis problemas familiares. Mi madre nunca fue muy estable, a veces parecía la madre más normal del mundo, y otras rompía los platos y se ponía a gritar, mientras yo me encerraba en mi cuarto a llorar y preguntarme: ¿por qué me merezco esto? Todo seguía igual, hasta que un día, se la llevaron a un manicomio por intentar acuchillar a mi padre, Edgar.Con catorce años tube que superar mis problemas y seguir adelante con mi vida.
Mi padre estaba todo el día fuera de casa, de bar en bar y ganandose la vida de camionero.
El día antes de cumplir los dieciseis: me fui de casa a vivir con mis abuelos que vivían en Mena.
Me encantába ese lugar, para mi era mágico, había un muro donde todos los años, por mi cumpleaños, pedía un deseo con la esperanza de que se cumpliera pero, nunca se hacía realidad...
Este era el último año que lo intentaba pero, algo cambió.
Este deseo era diferente porque, año tras año, pedía la misma tontería: que mis padres fueran mejores.
Este año pedí a una persona que me quisiera como soy, y no me cambie por nada.Una persona, completamente diferente de mis padres.
No tenía mucha paciencia, y mi deseo nunca se cumplía. Hasta que un día, mi vida cambió por completo...Empecé en un nuevo insti, aunque pronto me tendría que ir a la universidad (tengo diecisiete, casi dieciocho).
Conocía a muchas chicas que se hicieron rápidamente mis amigas y encontré a un chico que pensaba que era el hombre de mi vida.
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