Capítulo 1

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Un descanso, eso es lo que necesito en este instante, lo tengo claro en el momento en el que siento mi cabeza explotar a causa de tanto papeleo de la empresa.

- ¡A la mierda! -exclamo y tomo mi celular para llamar a mi asistente- Teresa, cancela cualquier cosa que tenga programada desde este instante hasta el próximo lunes.

- En seguida, señor O'Brien.

- También que preparen mi jet privado para despegar en cuanto antes, el destino será Huatulco, México, y aparta la habitación en el mejor hotel que encuentres.

- De acuerdo, le avisaré cuando todo esté listo.

- Gracias -terminé la llamada.

La vida de empresario puede ser bastante estresante, y necesito un descanso. Suspiro y paso una mano por mi cabello; luego me levanto de mi silla giratoria. Mientras me dirijo al elevador, mis empleados me desean buen día y les respondo con un leve asentimiento. Soy muy respetuoso con el personal, mas nunca bajo la guardia; cuando se dirige a tantas personas siempre hay que tener un perfil imponente, claro que no abuso de éste.

Desciendo hasta llegar al estacionamiento donde mi chofer ya me espera con la puerta de mi automóvil abierta.

- Gracias, Edgar -digo al entrar.

Cuando el vehículo comienza a moverse, me enfoco en desactivar todas las alarmas y notificaciones que tenga para los próximos días; quiero desconectarme del mundo y eso haré.

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El viaje dura 4 horas y media. Cuando salgo del jet, el aire caliente golpea mi rostro y sonrío. Casi puedo sentirme en la playa, con la arena bajo mis pies. Ya hay un transporte esperándome mientras descargan mi equipaje. Hace tanto desde la última vez que estuve aquí que siento que es como la primera vez.

- Buenas tardes, señor O'Brien. -dice el hombre junto al vehículo- Mi nombre es Jorge, y me encargaré de llevarlo a cualquier parte que usted me diga.

- Muchas gracias.

Una vez listos, partimos hacia el hotel, Teresa dijo que se llama Las Brisas, y aunque no tengo ni la más remota idea de cómo es, pero confío en que hizo una buena elección.

Tras media hora más me encuentro registrándome en la recepción. Mi habitación es la 4307, la cuál, aparentemente está en una sección llamada Mar. Al parecer el lugar es tan grande que tienes que transporte en carritos.

- Si usted lo gusta, -dice el caballero que me atiende- puede rentar un carrito para su uso personal.

- Eso me agradaría.

Tecleó algunas cosas en su computadora y luego volvió a mirarme.

- Oh, lo lamento, señor, pero nuestras unidades están ocupadas hasta el día de mañana.

Para mi sorpresa, no me molestó; era como si nada pudiese arruinar mi buen humor.

- No sé preocupe, puedo utilizar los públicos hasta mañana.

- Muy bien.

Me dedicó una sonrisa, luego me colocó mi pulsera que me distinguía como huésped y me entregó mi llave. Después, aún con una sonrisa en el rostro fui a formarme debajo del cartel mar, donde Jorge cuidaba mi equipaje.

- Señor, yo aquí me despido, si quiere ir a alguna parte fuera del hotel, marque éste número -me entregó una tarjeta blanca.

- De acuerdo, muchas gracias.

Hizo un gesto de despedida con la cabeza y se retiró.

Una familia de cuatro personas se formó tras de mí, y también había unas pocas personas esperando bajo otros carteles (que decían Nube, Montaña y Estrellas). Un vehículo parecido a una camioneta de las que utilizan en los safaris, en versión más pequeña, se estacionó frente a nosotros.

- Estrellas y Nube -anunció el condutor mientras los que ya venían en el auto, comenzaban a bajar.

Los que iban a esas secciones se fueron y casi inmediatamente llegó otro camión.

- Montaña y Mar.

Ahora que lo pienso, todos aquí tienen un acento extraño. El condutor de nuestro carrito, me ayudó amablemente a colocar equipaje en el espacio asignado. Había dos asientos para tres personas y uno para cuatro. La familia tras de mí, ocupó el de cuatro, otro grupo que va a Montaña se sentó en uno de tres, así que me tocaba ir sólo en otro para tres.

Aseguraron los tubos de metal frente a nosotros que evitan que ocurra algún incidente, luego le preguntaron a todos su número de habitación para ir a dejarlos, y cuando estamos a punto de partir.

- ¡Espere! -gritan.

Un chico rubio corre para alcanzar el transporte. Por primera vez desde que llegué, dejo de sonreír, para quedarme boquiabierto. Era el chico más hermoso que había visto en toda mi vida, no había duda alguna.

Corrió hasta el vehículo y como no había otro lugar, se sentó en el mismo banco que yo. Suspiró una vez que estuvo a sentado.

- ¿Cuál es su habitación? -le preguntaron.

- 3215 -respondió.

Y entonces comenzamos a avanzar. Durante todo el camino, me obligué a no verlo fijamente, por mucho que quisiera. No sé por qué, pero me sentía nervioso y de maravilla junto a él, jamás me había sentido así con nadie. Mordí mi labio inferior, tratando de enfocarme en otra cosa; aunque tuviera un paisaje frente a mis ojos en lo que avanzamos, de alguna manera el extraño de cabello rubio capta más mi atención.

- Montañas - descienden los del otro asiento, así como el rubio sexy.

- Gracias -dice al conductor y se dirige a su habitación mientras yo lo veo mientras nos alejamos.

Ahí, vuelvo a sonreír. No sé cómo lo haré, pero tengo que conocerlo mejor, debo hacerlo. Siento mariposas en el estómago, y con eso tengo suficiente para saber que algo dentro de mí, ha cambiado para siempre.

A trip and a stranger (Newtmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora