La caída.

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Ella era de los tonos tristes,
ella era de las que no encontraban sentido a su esxitencia;
ella era de las noches desflorando margaritas pensando si algún día llegará un príncipe que le salve de esa torre alta llamada complejo.

Pero hoy ella llora, igual que otras tantas noches.

Pero ella ya no es capaz de sonreír, igual que otras tantas risas.

¿Y qué hacer con ella?

Ella juega a querer caerse sin conocer la caída.

Ella quiere ahogarse en un vaso completamente vacío.

Pero cariño, no ves que es demasiado pronto.

Que el brillo de tus ojos sigue rompiendo oscuridad.

Y lo que menos puedes hacer es romperte.

Porque cariño, no esperes a un príncipe que te salve, busca el salva vidas en tu mar, y sal del naufragio.

Que no hay persona desconocida que te pueda ayudar, solo tu bien te conoces y sabes como te puedes levantar.

Y cariño, juega a perseguir margaritas y a reírte de la soledad, y gritarle que no necesitas una caída en forma de flor, para recuperar tu sonrisa.

Así que no pierdas el tiempo, en mares de tristeza; y empieza a ganar perdiendo, que es como sales ganando.

Y cariño, sal ya de la tabla de grises, sal de las torres luchando, y nunca,
nunca te rindas,
porque salir de la caída,
es más difícil que caerte,
y creéme te lo dice una veterana.

Así que mi niña, mi tesoro, eres pequeña para estar ya con los ojos encharcados.

Te quiero.
Istwas.

Los kilómetros hacia el naufragio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora