TREINTA Y TRES.

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Hacía ya dos semanas desde que "nadie" me había mandado su última nota. Tras la confusión que mostró Aaron ante mi pregunta sobre mi admirador secreto, mis sospechas quedaban claras, aunque hasta el momento, realmente tenía la esperanza de equivocarme.

Aaron...me gustaba. No era como si tuviera precisamente una buena reputación respecto a lo que sus relaciones pasadas con chicas se refería, pero intentaba asegurarme a mí misma que todo tendría una explicación.

Scott, por el otro lado...no me había permitido a mí misma pensar en él de esa forma. Cass era muy estricta en lo que a eso se refería. Se llevaban bien como hermanastros, pero, en cierta forma, creo que a ella le daba miedo que del modo en la que él le "había quitado la familia" le quitase a sus amigas también.

Obviamente, me parecía guapo. Cualquier ser humano con ojos en la cara podría decir lo mismo, pero solo lo veía como una belleza algo inalcanzable.

Le dije que si a Aaron porque pensaba que era nadie. El chico me gustaba, pero más como cuando te gusta un famoso o tienes una especie amor platónico hacia alguien. Que cuando se te presenta realmente la oportunidad de estar con esa persona, no lo haces. Puede que sea por el miedo que te da que las expectativas que te creas en la cabeza no se cumplan, o que esa persona no es tan perfecta en la realidad como parecía desde fuera, como parecía cuando le observabas desde la distancia, desde donde no te pueden romper el corazón.

Decidí darle una oportunidad, sin embargo. Porque quería saber si el chico misterioso se parecería más a la imagen de él que tenía en la cabeza o a la del mujeriego que rondaba por los pasillos del instituto.

Hacía dos semanas desde que eso había ocurrido y no estaba mal. Aaron solo quería que nos enrolláramos todo el tiempo y no daba mucha conversación, precisamente. Sin embargo, me sentía bien con él, la mayoría del tiempo.

Aún así, me decía a mí misma, que eso pasaba siempre al iniciar una relación romántica con alguien. Que al principio, no era fácil soltarse del todo, pero con el tiempo en nivel de química entre ambos aumentaría y haríamos algo más que explorarnos la boca el uno al otro.

Esperaría dos semanas más y tras un mes con él, si todo seguía igual, cortaría la relación.

Por otro lado, Scott evitaba hasta mi mirada. Por un lado, no quería ni venir con nosotros después de clase y según Cass, en casa también estaba comportándose un poco tosco. Intenté darle su espacio, pero tras dos semanas ignorándome completamente, pensaba ponerle fin a aquello.

Atentamente, nadie. (Saga Nadie #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora