Pasaban los días, pasaban los meses y con ellos, millones de momentos juntos; se habían vuelto mejores amigos o... ¿más que eso?
Era normal para todos los que los rodeaban, verlos abrazándose, reír, pelear, mirarse, hasta para los profesores se había vuelto costumbre.
Llegaba la hora de geografía y con ella el profesor más querido por todos. Ella sabía y esperaba un comentario por parte del profesor sobre ellos, como ya era habitual, esos comentarios no podían faltar y así fue...
-¿Cómo están los tortolitos hoy?- les dijo con una sonrisota en la cara.
Luna solo expresó una sonrisa nerviosa.
-Muy bien, le tengo que presentar a mi tía, de la que hablamos- dijo Diego con picardía.
-Sí, pero mostrame una foto así la conozco- le dijo el profesor siguíendole el juego, acto seguido sacó el celular y buscó una foto de su supuesta tía.
-Acá está- dijo él mostrándole el celular.
-Ah, pero es muy bonita, cuando quieran salimos los cuatro, ustedes y yo con su tía- dijo el profesor bromeando.
Luna no decía nada, solo reía.
-Claro, cuando quieras vamos a comer- le dijo él tutiandolo.
-Bueno, voy a dar la clase sino no empezamos más- dijo retirandose al frente de la clase.
-¿En serio vas a presentarle una tía tuya?-dijo Luna susurrando.
-Sí, me encantaría tenerlo como tío- finalizó Diego con una sonrisa.
A él le encantaba tocarle el cuello y ella no se dejaba, típicas peleas entre ellos.
Ella nunca pudo descifrar que sentía él cuando ella se mordía la boca, porque cada vez que lo hacía él le pedía que dejara de hacerlo y sí no lo dejaba tocaba su labio inferior con el pulgar para que lo soltara.
Así eran ellos, él hablando de otras chicas y haciéndola confundir, mientras ella soportaba todo eso, claro que ella comenzaba a aceptar sus sentimientos por él... ¿pero él qué sentía?
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Unidos por el dolor.
Novela JuvenilY allí se encontraban... Dos almas unidas por el dolor, ya no lo soportaban y ese amor que creció los sorprendió, cambiando sus vidas. ¿Alguno de los dos se lo esperaba? Claro que no, solo sucedió, y allí se encontraban, perdidos. ¿Enamorados? No lo...