sentimiento extraño

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Al día siguiente de la competencia, Pinkie Pie estaba con Bubble Berry en Sugar Cub Corner. Derpy entró con unas monedas y pidio un muffing. Luego Pinkie cerró para pasar tiempo con Bubble.
-Hey, BubbleBerry ¿que haces?
-Nada -Dijo él con cara triste.
-¿Que pasa, Bubble? -Preguntó Pinkie preocupada. Bubble Berry suspira.
-Es sólo que... ¡es broma! ¡claro que estoy feliz! -exclama brincando sobre el lugar. Deja de saltar y pone cara pensativa- Aunque... no, no estoy haciendo nada.
-Genial. ¿No crees que es superduper divertido que seamos identicos?
-¡Claro que si!
-Bien, ¿que quieres hacer?
-No lo se, que tal... ¡Oh, oh! ¿¡Que tal si jugamos con pelotas!?
-Genial.
Fueron a la Plaza con una bolsa llena de pequeñas pelotas de colores. Empezaron a jugar y Pinkie Pie no podía evitar un sentimiento raro y nuevo que cada vez se hacía más fuerte.
-¿Que esperas, Pinkie Pie? ¡Atrapame!
-Oh, he, claro. Allá voy.
-¿Pasa algo?
-No, nada. -Pinkie Pie se sentía tan extraña que ya no sabía que hacer para evitarlo.
-Bien... entonces, ¡atrapame! -La pony rosada dejó de lado sus sentimientos y siguió jugando.
Era de noche. Los dos ponis estaban totalmente cansados de juguetear todo el día.
-Toma esto -dijo Bubble Berry tirando una de las pelotas. Pero por estar tan cansado, la lanzó mal, y en vez de tirarla para adelante la tiro hacia atrás.
Pinkie Pie quiso recogerla, pero cuando la tomó no pudo levantar su casco, ya que otro casco estaba arriba del suyo. Pinkie Pie miró a Bubble Berry sonrojada, y él hizo lo mismo. Sus cabezas se acercaban más y más, pero en cuanto sus narices se rozaron, los dos ponis que estaban colorados como tomates separaron sus cascos y se alejaron.
Después de un minuto de silencio que pareció eterno, Bubble, habló.
-¿No, no crees que es muy, muy tarde? -Tartamudeó.
-Sí, tal vez -Ambos se quedaron en el mismo lugar- ¿Donde vas a pasar la noche?
-En una carpa.
-Oh, eso es... genial...
-Sí... pero no tanto como pasar el día contigo -Pinki se sorprendió al escuchar eso, y se volvió a sonrrojar-. Creo que ya me tengo que ir -Dijo tratando de huir de otro momento incómodo. Y sin pensarlo le dio a Pinkie Pie el beso en la mejilla más dulce y calido que Pinkie Pie jamás había sentido.

Mi reflejo en el espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora