La noche estrellada se alzaba gloriosa en el cielo y la luz de la platinada Luna iluminaba cada pequeño rincón del castillos, mientras que muchos estaban en sus camas durmiendo.
En la habitación de Lady Prunaprismia, las doncellas se movían de un lado al otro de la habitación con trapos, agua y demás cosas para asistir a la reina en el momento del parto de su bebe. Aquel bebe que estaba llegando al mundo iba a decidir el futuro del joven Príncipe Telmarino, Caspian X, quien estaba a cargo de su Tío Miaz y su tía Prunaprismia; ambos gobernantes de Narnia, y criado por el Profesor Cornelius. Un hombre muy diminuto y gordo, tiene una barba larga, plateada y cortada de punta, que le llega hasta la cintura, su cara es fea, morena y surcada de arrugas, pero con una gran expresión de sabiduría y bondad.
Mientras su tía estaba dando a su hijo, el Príncipe se encontraba en su alcoba, recostado en su cama con una camisa de corte "V" mangas holgadas color blancas que cubrían sus muñecas y unas sabanas suaves, también blancas, cubriendo su cuerpo hasta la mitad del abdomen. Él se encontraba con sus ojos cerrados, sus cabellos castaños desordenados, los músculos de su rostro complemente relajados y su respiración era tranquila y suave.
A simple vista, su sueño parecía ser profundo, pero no lo suficiente para despertar con un simple ruido y hacerlo sobresaltar de su placido sueño. Frente a él se encontraba el profesor Cornelius, llevaba una túnica marrón con una capucha que cubría sus oídos y dejaba ver su rostro iluminado por la luna, este tenia las manos tibias, el muchacho lo observo sin entender que hacia en su habitación a altas horas de la noche; por el tacto de su piel supuso que había estado frotando sus manos una contra la otra tal vez de frio o nervios.
El profesor tomo del brazo al chico para que se levantara de la cama suave y tibia en la que estaba durmiendo, el príncipe lo observaba con sin entender lo que este decía. En su voz se notaba el temor en cada una de sus palabras mientras el guiaba al chico hasta un armario, y sus palabras corrían por su boca con velocidad el príncipe miro hacia su maestro con temor. Cornelius mientras hablaba abrió la puerta del armario y de esta en el fondo, donde estaba el final del armario, abrió otra puerta y se adentro a el con rapidez, pero el muchacho tardo unos segundos en seguirle el paso. El ruido de pisadas contra el suelo de piedra detrás de su puerta hizo que reaccionará y entrara al armario dejando unos milímetros abierto.
Alrededor de 10 hombres con armadura y yelmos en sus cabeza se adentraron silenciosamente a la habitación del muchacho, con ballestas en sus manos y con pasos sigilosos rodearon la cama donde había yacido el príncipe minutos antes de que ellos entrara. El hombre que estaba encargado de aquel grupo hizo una seña para que prepararan sus armas apuntando al cama, cubierta con cortinas oscuras. Como las camas antiguas de nuestros antepasado o como aquellas camas de princesas de cuento. Como una ráfaga de viento que hace bailar a las hojas de los arboles cuando el cambio de estación esta llegando, las flechas salieron disparas hacia las cortinas. Mientras estas se caían a pedazos por cada flecha que era enviada a donde ellos suponían que el príncipe estaba durmiendo, en frente a los pies de la cama y detrás de los soldados un águila sentado en una barra de madera comenzó a cantar por las flechas.
El túnel del pasadizo era oscuro apenas era iluminado por una débil luz tenue que alumbraba parte de las escaleras que iban en forma de caracol hacia abajo, donde se encontraba el armamento para los soldados. En el momento que el profesor abrió la puerta del salón de armamento Caspian tomo la espada no sin antes saber como estaba y acercarse al hombre; este le puso su capa y dejo que el chico subiera a su caballo. Ya listo para el viaje de unos cuantos días. Caspian su vio a su caballo marrón y tomo las riendas, el profesor hablaba tristemente despidiéndose del muchacho con la certeza que seria la ultimas vez que lo vería; el muchacho que vio crecer y vivo muchas historias de la vieja Narnia por las noches en una de las torres del castillo, aquel niño que odiaba estudiar y quería salir a explorar el mundo fuera de las paredes grises del castillo. De entre sus ropa le entrego algo envuelto en una tela ocultando su contenido.
Las voces de los guardias se escucharon muy cerca de las caballerizas, el pelinegro miro por ultima vez al hombro que le enseño muchas cosas en su infancia y se marcho a gran velocidad fuera del lugar.
Fuegos artificiales comenzaron a bañar el cielo de mil colores, en el castillo se celebraba el nacimiento de aquel bebe cuando paso por la habitación de la reina. Pero ningún hombre o mujer del pueblo que rodeaba el castillo - muy similar a la época de los Burgueses aquí en nuestro mundo- que un muchacho de la realeza era perseguido por el mismo grupo de guardias que habían ido a buscarlo a su habitación con la diferencia que tenia un numero mayor al de la habitación.
Muchas leyendas sobre los bosques se habían creado y difundido desde que los primero Telmarinos llegaron a las Tierras narniana, cosas horribles y monstros habitaban en los bosques oscuros, criaturas mitológicas que creían que solo existían en las leyendas y libros de cuentos para niños. Los soldados tenían miedo de todas las historias que les contaron sus padres cuando eran niños, su abuelos a sus padres. Ellos frente los limites de un bosque oscuro decidían si entrar o no, el muchacho que perseguían seguía su rumbo adentrándose en lo mas profundo y oscuro de aquel bosque, arboles de gran tamaño con sus copas verdes de hojas ocultaban la luz del pronto amanecer haciendo un lugar aun mas aterrado de lo que podía imaginarse.
Las hojas y rama crujían bajo los pies del caballo al igual que los hombres que se habían adentrado a aquel lugar y perseguirlo hasta atraparlo, Caspian no se esperaba que ellos lo siguieran por el oscuro bosque, pensó que darían la vuelta y se marcharían como haría cualquier hombre.
El caballo seguía galopando a toda velocidad escapando de sus perseguidores, ellos no se encontraban tan distantes y Caspian hecho un vistazo hacia atrás para asegurarse que los estaba dejando atrás, y escaparía sin ninguno problema. Lo que no se esperaba era que cuando el volvió a su posición normal una rama sobresaliente de un árbol se encontraba frente a el, el golpe a su cabeza llego muy rápido, tu cabeza reboto contra el y cayo hacia atrás tirándolo del caballo mientras seguía corriendo. Su cuerpo estaba siendo arrastrado por el suelo bañado en hojas secas que caían de los arboles con una ráfaga de viento, su espalda rebotaba en el suelo al intento de liberar su pie -atrapado- de la silla de su caballo que no dejaba de correr.
Los intentos de soltar su pie de la silla duraron unos segundos mas y su pierna cayo con fuerza al suelo. Las pisadas de los caballos que lo perseguían se escuchaban mas cerca, los ruidos eran tan llamativos que del hueco de un árbol grande una pequeña puerta se abrió y de el dos hombres de pequeña estatura salieron rápido, y uno de ellos pelirroja llevaba, para nosotros un cuchillo grande y para él una espada de buen tamaño. El príncipe medio recostado en el suelo miro temeroso a los enanos y giro su cabeza hacia atrás para ver los caballos aproximándose, no dudo mas y saco el paquete que su profesor le entrego. Aquel enano pelirrojo que lo observaba con la espada levantada miro al que estaba detrás de el y le dijo algo antes de salir corriendo en dirección del que venían los caballos.
El paquete tan importante era un cuerno, uno blanco, con forma de León y unos pequeños detalles hasta el pequeño orificio donde sus labios se apoyaron, con su cuerpo un poco tensado soplo con fuerza para que el sonido saliera del cuerno y viajara por las vías aéreas del viento. El segundo enano, sin que el lo notara se acerco a él cuando hizo sonar el cuerno y un golpe seco llego a su cabeza. Todo se volvió negro.
Sus ojos claros se abrieron en medio de la oscuridad de su habitación, el despertado junto a su cama en la mesita de luz había comenzado a sonar haciendo vibrar sus campanas mientras emitían el sonido; a pocos segundos después de que ella despertara. Una sensación extraña apareció en su cuerpo cuando se quedo allí pensando en aquel muchacho pelinegro de su sueño, no recordaba todo el sueño, pero el rostro de aquel chico aparecía en su memoria.
- ¡Lailah, Cariño! Levántate, el desayuno ya esta listo. No querrás perder el tren- la voz de su madre sonaba desde la planta baja de su casa, sacándola pereszosamente de su cama. El verano había terminado y era hora de volver a clases.
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Bueno, lamento el retraso. He tenido problemas en casa y poco tiempo para escribir, pero espero que les guste tanto como a mi que ustedes la lean. Espero poder subir un capitulo el próximo viernes.
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Las Crónicas De Narnia: El Príncipe Caspian (P A U S A D A)
FantasiaNovela adjunta a arreglos durante unas semanas y sera actualizada en cuanto este lista. Muchas gracias por leer