Hola Shadow (Capitulo -23-)

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Llegué a casa a eso de las 19:30 Hrs, después de almorzar salí a pasearme por el parque y me encontré con Math leyendo en un banco, charlamos bastante y volvimos al Grill para tomar un café, estuvimos más tiempo ahí hasta que cada uno tuvo que tomar su camino.

Dejé mi bolso de tela sobre el sofá, fui hasta la cocina a servirme un vaso con agua cuando de repente escuché unos ruidos en el piso de arriba y unas fuertes pisadas gracias al suelo de madera -¿Dante?- Dije para mis adentros, dejé el vaso de agua sobre la mesa y caminé hasta el humbral de la entrada a la cocina, me quedé parada ahí con la mano apoyada en la pared mirando hacia la escalera, tratando de escuchar más. Dos voces graves se hicieron presentes, y ninguna era de Dante, mi corazón comenzó a palpitar más rápido, retrocedí unos cuantos pasos de forma lenta hasta que choqué con la pared junto al sofá, desvíe la mirada hacia la puerta de entrada que aún no estaba cerrada, tenía que escapar. Traté de acercarme sigilosamente a la puerta, cuando de forma sorpresiva esta se cerró fuertemente a causa del viento, mi rostro se retorció de horror al no escuchar mas nada arriba, me quedé helada, lo más quieta posible mirando el barandal del pasillo superior, el sonido de un disparo me trepano el oído y corrí hasta la cocina agachada y me escabullí en un recoveco que había al abrir una de las puertas corredizas de las gavetas de abajo, era de dos puertas así que me pude acomodar acostada de lado.

El nerviosismo me consumía, y más aún cuando escuché pisadas que bajaban las escaleras -¿Era necesario disparar?- Oí la voz de uno de los hombres -Si, es necesario, hay que asustar a quien entre- Respondió prepotente la otra voz -¿Crees que con eso asustaras a Shadow?, no seas idiota, te rompería el cuello de un solo tirón si tuviera la oportunidad- Comentó un tanto nervioso -¿Sigues teniendo miedo de ese idiota?, es solo un niño- Abrí una rendija en la gaveta para poder identificar a los hombres -Un niño que es el mejor de su clase, y con un padre policía- Miré a duras penas al otro, aún con la rendija no lograba ver bien -Esta fuera de práctica- Respondió con arrogancia -Matar es matar Rolls, no hay mucha ciencia en eso- ¿De que mierda hablaban?, acaso... ¿Dante? -Para ser un sicario debes tener estrategia y agallas, lo sabes- Explicó nuevamente -Ese niño nos traiciono Max, a todos y todo por la estúpida promesa que le hizo a su padre, todo por esa estúpida niña- Al oír esto mi aliento se detuvo por unos segundos y me moví un poco al exaltarme haciendo ruido -¿Oiste eso?- Advirtió uno de los hombres -Si... creo que...- Oí sus pasos acercándose -Vienen de aqui...- Cerre los ojos fuertemente y me tape la boca con ambas manos, un sudor frio recorría mi frente -¿Un gato?, solo es un gato de mierda Max, no seas idiota- ¿Un gato?, ¿Que carajos?, volví a abrir los ojos como platos -Ya vamonos, este idiota no tiene nada aqui- Escuche pasos alejándose -Si, vamonos antes de que alguien venga por el estúpido disparo que diste- Reprocho el otro -Cierra la boca Max- Alargo quejándose -Como sea- Escuche la puerta de la entrada cerrarse.

Abrí de a poco la gaveta, asegurándome de que no haya nadie, antes de salir miré por debajo de la mesa que me daba una vista a la sala, tampoco había nadie... debería exigirle al idiota de Dante que cierre con llave esa puerta. Me arrastré para salir de la gaveta y quedé sentada en el suelo, levanté la mirada y vi a un enorme gato de pelaje negro brillante, con ojos de diferente color; un lado un amarillo reluciente y del otro lado un celeste cielo hermoso, mirándome fijamente -Vamos... vete, vete gato- Dije levantandome tratando de espantarlo, la verdad que odio a los gatos -Hey, deja a mi gato en paz- La voz de Dante resonó en la sala, giré mi cuerpo y lo vi caminar hasta la cocina después de cerrar la puerta -¿Tu gato?, ¿Como nunca lo vi antes?- Dije alejandome mientras el se acercaba al animal -El siempre anda de paseo en paseo todos los días, vuelve cuando necesita compañía- Dijo mientras tomaba en brazos al animal con una sonrisa en los labios -Lo quiero lejos de aquí- Dije seriamente -Odio a los gatos- Agregué mirando al animal con desprecio -Tu culo, el gato se queda- Respondió con voz nerviosa -¿Crees que estoy bromeando?, odio a los gatos Dante- Me acerqué mirándolo a los ojos -Y yo te odio a ti en cambio estamos bajo el mismo techo- Hizo una mueca y se apartó de la cocina subiendo las escaleras con el animal en brazos aún.

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