16-Buena jugada Sara

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-Teta...- la voz aguda de mi hermana invade mis tímpanos y mis ojos se abren como platos.

Quiero separar a Abraham de mi cuerpo, darle cualquier explicación a mi hermana aunque no la crea quiero decirle algo. Pero no puedo, no sé qué decir, ni hacer, no sé nada.

Ante mi reacción, Abraham abre uno de los armarios que se sitúan detrás de mi cabeza.

-Buenos días peque.-le dice Abraham, sacando del armario un... vote de Nutella.

-¿Que hacíais?-pregunta ella ilusa.

-Yo voy a hacer crepés con Nutella y como tu hermana es súper pesada no me dejaba cogerla.-le dice Abraham e inmediatamente mi celebro vuelve a funcionar.

Golpeo sin fuerza el hombro de Abraham y rio.

-¡Oye!-le grito.

El suelta una carcajada. La melodía que más me gusta desde que él ha entrado en esta casa.

-¡Bien! ¿Puedo ayudar?-Sara le dedica una sonrisa humilde al chico sonriente.

-Pues claro.-responde este con una gran sonrisa en la cara.

-Teta,- vuelvo el rostro para mirar a mi hermana desde encima de la encimera.- ¿Nos ayudas?

-Tengo que estudiar.-mi hermana me enseña el interior de su labio inferior, haciendo una carita de suplica que nunca he podido, ni podre ignorar.- Bueno vale.- cedo al vis chantaje que me hace el rostro cálido de mi hermana.

-¡Toma!-grita mi hermana.

-Lo hago porque no quiero que esta casa arda en llamas.

Bajo de un salto y mis pies desnudos tocan el suelo a la vez que Abraham mira mi rostro con un intento de parecer enfadado.

-Creo que será mejor que tu hermana se vaya a estudiar, no creo que sepa hacer crepes.-dice este hacia Sara ignorándome.

-¡No! Ella los hace súper buenos, cuando yo era pequeña en mi cumple ella me traía un montón súper grande a mi cuarto-le responde ella mientras se sube a una silla para poder llegar al armario y sacar la harina.

-No te ha salido bien la trampa ee...-le digo pasando a su lado para unirme a mi hermana y deslizo su pelo hacia delante.

En mis labios se forma una sonrisa de satisfacción cuando mi hermana le tira un montón de harina a la cara. Mis labios ahogan una carcajada al ver que al soplar, de su boca sale un espeso humo blanco y no aguanto más... rio, rio tanto que parece que vaya a perder el equilibrio de mi cuerpo.

-¿Y tú de qué te ríes?- Me dice indignado.

-De ti-responde mi hermana con mala fe.-se está riendo de ti, yo la llenaba de harina, ¿Quieres?

Mi hermana le ofrece la bolsa y este la acepta. Mi risa cesa en un momento y lo miro completamente seria.

-Ni se te ocurra. ¡Sara!- mis ojos se tiñen de blanco al igual que mi rostro y en mis tímpanos resuenan sus risas.- ¡Abraham!-grito.

Mi hermana ríe. Recojo la harina que ha caído a la mesa. Hago un pequeño montón que agarro entre mis manos. Me dispongo a tirárselo a mi hermana pero ella se aparta y la harina vuelve a cubrir a Abraham.

Este me mira enfadado y se acerca a mí. Mis pies retroceden. Pero sus pasos son más largos y en un suspiro mi cuerpo se encuentra sobre sus hombros.

-¡No, no, no, no, no...! ¡Ha sido sin querer, Abraham no! -le grito mientras intento barajar de su hombro.

Atravesamos toda la casa hasta el patio trasero y abre la puerta de jardín.

-¡No a la piscina no!-grito mientras golpeo su espalda con mis puños.

-¡Si, si, si! ¡Tírala!

-¡Sara cállate!-le grito al bicho malo que viene detrás de nosotros.

Se para frente a la orilla de la piscina y sé que de un momento a otro me soltara en el agua.

-Ni se te ocu...

El agua empieza empaparme, pero sigo notando el tacto de Abraham. Al sacar la cabeza del agua terriblemente fría, compruebo que Abraham se encuentra en la piscina completamente empapado y mi hermana riendo a carcajadas desde la orilla.

-¡Oye! iba de tirarla a ella no ha mi-dice el pasando la mano por su pelo intentando eliminar parte de el agua que lo moja.

En ese momento descubro que ella nos ha empujado y al estar tan cerca de la orilla Abraham a perdido el equilibrio y ha caído conmigo a la piscina, buena jugada Sara

-Venga que como soy buena, os traigo toallas.

Abraham le lanza una mirada asesina y Sara se mete en la casa para traernos unas toallas.

Rio mientras lo miro y este se vuelve para mirarme.

-¿Que te hace tanta gracia?-dice tirando de mi brazo y aferrándome a él.

No puedo contestar, pero mi carcajada ya ha cesado y me he perdido en sus ojos marrones que siguen siendo un misterio para mí.

Sus labios rozan los míos pero no me besa y los míos mueren por que lo haga. Mis labios mueren por que los suyos se aferren a los míos. Sin embargo siento su respiración en mi oído y me derrito.

-Así, sin sujetador estás muchísimo mejor.

Dice y mis ojos viajan hasta mis pechos completamente empapados que son capaces de transparentarse desde la fina tela empapada por el agua y que él, cómo no es tonto ya ha descubierto.

Golpeo el agua y separo nuestros cuerpos mientras el ríe.

-¡Eres un guarro!-le grito cubriéndome con mi mano.

Su cara parece feliz, o al menos en estos momentos lo es porque ríe.

Un trueno hace que pare de reír.

-Esta tronando, vamos a salir.-dice.

Camino hasta la escalera situada en una de las esquinas de la piscina.

-Las damas primero.-dice llegando a la escalera de obra.

Pero no tropiezo dos veces con la misma piedra.

-Ni de coña.-le digo y hace un gesto de disgusto.

(...)

Hace al menos dos horas que el agua golpea la ventana de mi habitación, y más de cinco desde que ha empezado a tronar. Esas son las horas que llevo encerada en mi habitación intentando memorizar todas y cada una de las palabras que tiñen estos asquerosos libros.

No es un sábado que prometa mucho...

(...)

Ojala pudiera decir que el domingo fue tan divertido como el sábado por la mañana... no se que hicieron ellos pero yo estuve estudiando. Solo me queda, quince días de instituto y al fin mi querido verano.

So las seis y madia de la tarde de este aburrió domingo, mis padres no tardaran en enviar a alguien para recoger a mi hermana, y ella ya está preparada.

Oigo como la puerta se abre poco a poco y Sara entra en mi habitación.

-¿Teta puedo hacerte una pregunta?-dice ella mientras se sienta en el borde de la cama.

-Pues claro peque.-le respondo apartando la mirada del libro y guiando la silla hasta donde esta ella.

-¿Tu y Abraham sois novios?- las palabras se clavan en mi.

Mi NiñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora