•Capítulo 7: Que la mala suerte le acompañe...

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Hoy era un hermoso día, desperté tranquilamente, se oía el hermoso canto de los pájaros, me sentía un princesa, era todo bello, los rayos de luz atravesaban la fina cortina, para dar luz al lugar...

Me di la vuelta para acomodarme bien, digamos que la pose que tenia era rara, tenia la mala suerte de moverme mientras duermo...

– hola.– solté un grito ahogado, que clase de persona te hace eso...Joshua claramente.– emm...¿Qué haces en mi cuarto?

– lo que hace un novio –lo que me faltaba, que el mayordomo sea idiota.

– tu no eres mi novio, por cierto como Rodolfo te pille te mata.

– ¿Quien es ese?

– mi novio, claramente...– mentí, no conocía a ningún Rodolfo, en realidad era el nombre de mi gato.

– ah...no creo que dureis...– dijo haciéndose el desinteresado.

– dios, eres peor que un grano en el culo, vete que sino llegare tarde a clases.– le empuje fuera de mi cuarto y cerré con llave, nunca se sabe.

Me levanté de mi cómodo cama, ojala estuviera acurrucada en ella para siempre, amen.

Me dirigí al único baño de la casa, me cepille los dientes, lavado la cara y recogido el pelo en dos coletas que caían sobre mis hombros. Fui a mi cuarto de nuevo y me vesti con la ropa que tenia preparada desde ayer. Baje los escalones de tres en tres y fui directa a la cocina.

Ahí estaban todos los de la casa desayunando, aquí se respetaba a todo el mundo, da igual si es de la limpieza o el cocinero o el jardinero, todos desayunabamos juntos. Les salude con un beso en la mejilla a cada uno hasta llegar donde joshua, a él le di un golpe "suave" en la cabeza. Gruñó en señal de molestia, cosa que me alegró.

Me senté y empecé a comer tranquilamente, tenia suficiente tiempo para llegar a clase, eso pasa por levantarme dos horas antes de tiempo.

Recogí los platos que ensucie y los lavé. Colgué la mochila en mi hombro derecho y empecé a caminar en dirección a clase, mientras escuchaba la repetición de mi lista de canciones de Shawn Mendez, oh Shawn algún dia de daré con el látigo y te encerrare en mi sótano, aunque no tenga...

Cantaba por las calles de Inglaterra, cuando un coche se me acercó, me paré y el coche hizo lo mismo. Seguí caminando pero esta vez a paso rápido, subí el volumen de la canción y empecé a cantar. El coche se paro enfrente de mi y de ella salió Rebeca y atrás las chicas, me invitaron a entrar...para que miento, me metieron a rastras.

– Cantas de pena, en cualquier momento pensaba que la Tierra iba a explotar.– dijo Laia mientras chupaba un chupa chups rojo de esos, que te dejaban la lengua roja.

– Tiene razón, me he tenido que poner los cascos para no escucharte...– me miró con desagrado Rebecca.

– ¡Exageradas! En mi defensa, tenia dolor de garganta...

– Y yo soy la hija de spiderman...– dijo Amanda mientras tecleaba algo en su móvil.– ¿enserio? Estas son amigas de verdad, noten el sarcasmo.

– no le hagas caso...– me calmó Hayley.– pero...hay que admitir que hasta un sordo, se quejaría de tu mala voz...– la miré con cara de pocos amigos y mire en dirección hacia la ventana y así recurrió todo el camino, burlas sobre mi espantosa voz y yo frustrada mirando la ventana.

(...)

Cuando llegamos al bachiller, yo fui a paso rápido enfadada de ellas, entré en la clase de matemáticas. El mundo me odia...tras casi cincuenta y seis minutos de explicaciónes que no entendía ni aunque me explicaran toda la vida, tener que evitar todas las bolitas de papel de disculpa de las chicas...¡porque me toca con ella en casi todas las clases!

•Un nuevo mayordomo•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora