Capítulo 5: No es mi es enemigo.

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Me levanté sintiendo aún un poco dolor de cabeza, estaba en un cuarto de paredes blancas y que tenía un ligero olor a alcohol, supuse que estaba en la enfermería de la escuela, pero... ¿Cómo había llegado allí ? Intenté abrir por completo los ojos, pero la incandescencia de la luz en el techo me lo impidió. Sólo logre ver dos siluetas, la de un chica con cabello castaño claro y blusa amarilla y la de un chico alto con camisa negra que se dirigía hacia lo que parecía era la puerta. Una vez mi vista se aclaró pude ver a alisa hablando con una señora entrada en edad vestida de blanco, la enfermera, luego vi que se dirigía hacia la camilla en la que me encontraba.

- ¿Estas bien? - preguntó mi hermana con una mirada de preocupación tomándome la cabeza.

- Si Ali eso creo.

-Te desmayaste en el pasillo, y además machaste tu camisa con la sangre que salió de tu nariz , según la enfermera producida por tu dolor de cabeza. Eso es lo que te ganas por levantarte tarde y no desayunar.

- No es mi culpa que la estúpida alarma no sonara a tiempo- Me excusé- Pero...¿Cómo carajos llegué aquí?

-Estaba en el pasillo con mis amigas de curso, que por cierto te adoran y escuché unos gritos al otro lado, fui y vi a un chico alto y de cabello negro levantándote como si de un costal de papas se tratara, fui de inmediato tras de él, cuando me acerqué a él dispuesta a reclamarle se me quedo mirando de una manera algo extraña.

- ¿Qué le haces a mi hermano? - le pregunté

- Tranquila amorcito, la princesita se desmayó...cómo sea, voy a llevarlo a la enfermería, pero si quieres lo dejó aquí tirado desangrándose por mí no hay problema – Me respondió- ¡Ohh por Dios! hay que apresurarnos puede ser grave- Le dije preocupada. Él sólo volteó los ojos y camino rápido, te trajo hasta aquí y te puso en la cama cuidando que no te golpearas, su camisa quedó completamente manchada de la sangre de tu nariz , maldijo un poco, llamó a la enfermera y luego se fue sin más.

-Entiendo... ¿Sabes quién fue? - pregunté

-No tengo la menor idea- Respondió Ali- Pero sí que era sexy.

-¿Tú no cambias verdad?-le dije en tono burlón.

-Pero es que con machos así uno no puede- dijo riendo.

Ambos reímos un rato hasta que la enfermera llegó, me dio unas pastillas que parecían monedas de casino y me dijo que fuera a comer algo y que no volviera a salir de casa sin antes desayunar. Lo cual jamás volvería a hacer.

Una vez me sentí mejor, me dirigí junto con mi hermana hacía la cafería para buscar algo de comer. Al llegar nos encontramos con Max y los muchachos, me fui con ellos despidiéndome de mi hermana que se iba con sus amigas, las cuales no dejaban de mirarme y sonreírme, al cual yo correspondía con mi clásica sonrisa picarona.

-Seb ¿Dónde te metiste? - pregunto Max una vez se me acerco.

- ¿Recuerdas que te dije que tenía un dolor de cabeza? Pues adivina qué, me salió casi un litro de sangre por la nariz y acabé en suelo desmayado como un idiota, luego desperté en la enfermería con mi hermana, la camisa machada de sangre y por último la anciana de la enfermería me hizo tragar unas pastillas que apenas y me pasaron por la garganta.

-Interesante- respondió tomándose la barbilla haciéndose el que piensa.

-¡No te burles idiota! ven vamos a comprar comida, no quiero desmayarme de nuevo.

Fuimos y tomamos nuestras charolas, pedimos la comida y salimos de la fila dirigiéndonos a la mesa donde estaban los demás. Nos sentamos y empezamos a comer y hablar cómo de costumbre.

GRAVEDAD (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora