POV EMMA:
Los recuerdos me asaltaban como horripilantes pesadillas, la reina Regina había sido buena conmigo al estar todas esas noches en vela cuidando de mí, pero la realidad era que, no merecía ser salvada, me revelé en contra de mi rey y tuve que pagar con mi vida por ello.
Esa loba nunca debió encontrarme y mucho menos informarle a la reina de corazón de hierro, mi destino debió ser morir en esos riscos, pero ahí estaba, sentada en una cama que seguramente no debía ser ocupada por una plebeya, junto a mi salvadora, la misma mujer que me había robado el corazón con esos ojos suplicantes que me habías desarmado desde el primer momento y es que, ¿Qué mal había hecho ella? Solo quería salvar a su reino de quedar en ruinas por los altos impuestos que demandaba Tierrasnegras, muchos sabíamos cómo era ese hombre, pero también muchos estábamos en ruinas, sin un solo centavo en nuestro bolsillo y él era el único hombre que nos aportaba algo en ese mísero reinado suyo.
Aún recuerdo esa noche que me emboscaron.
Estaba en la torre norte del muro imperial, haciendo guardia, viendo que nadie del exterior intentase entrar sin permiso, las antorchas de los torreones estaba encendidas dejándome ver a mis compañeros en los lados sur y este, pero algo andaba mal en el lado oeste, la antorcha estaba apagada y no había señales de movimiento, cuando de repente las otras también comenzaron a apagarse, algo andaba realmente mal, me armé con el arco y la flecha listos para atacar, cuando de repente pude vislumbrar en la oscuridad, un flechazo que venía en mi dirección, traté de ver a mi atacante pero con esa penumbra n podía vislumbrar nada salvo las puntas de las flechas que estaba esquivando, alguien me quería muerta y era muy bueno en la arquería.
-¡quien quiera que seas, muéstrate!-grité al viento, pero nadie me respondió, era algo insólito, de pronto pude sentir un fuerte golpe en la base de la nuca, todo se volvió negro por completo. Cuando desperté, la cabeza me deba vueltas, los oídos me zumbaban como si tuviese un enjambre embravecido de avispas metido en los tímpanos, con la vista nublada por el mareo no podía ver nada de mi entorno, pero podía sentir que, uno, estaba atada de pies y manos, las cuerdas mordían la piel mientras forcejeaba para tratar de soltarme y dos estaba en un espacio cerrado por la falta de la sensación del viento en mi cara.
-ni lo intentes, es inútil que sigas lastimándote estúpidamente-esa voz calmada y aburrida me parecía muy familiar, pero con la desorientación que tenía en ese momento me resultaba imposible recordar donde la había iodo-si te hubiese limitado a matar a esa bruja, nada de esto estaría pasando-de las sombras que había en ese cuartucho apareció uno que hasta ese instante creía que era mi amigo, Robin Hood, el mejor arquero de todo el reino, con quien había aprendido desde que había aparecido en ese pueblo, un hombre de cabello corto y undulado de color caoba, ojos celestes cristalinos, pálido pero un poco bronceado a la vez por su vida entre los arboles antes de convertirse en un arquero real, estaba vestido, en ese momento, con una camisa verde claro y unos pantalones holgados y de tobillos estrechos acompañados por unas botas de piel acordonadas sobre los mismos pantalones.
-tiene razón, cariño, ¿para qué dejar vivir a una vil rata como ella?-esa voz la conocía de memoria, era Hook, un pirata retirado que había echado raíces en el pueblo de Arancele, era un loco que siempre se vestía de forma excéntrica, completamente de negro, una camisa de mangas largas y puños abotonados con unos gemelos de plata, que dejaba desprendido los dos primeros botones del cuello, dejando ver su peludo y asqueroso pecho, cubierta siempre por un sucio chaquetón de cola semi larga detrás de las rodillas y mangas largas y holgadas, pantalones que parecían un mantel viejo de tantos remiendos y costuras que mostraba y unas botas de caña alta hasta las rodillas y taco bajo. Con los ojos delineados con una pequeña línea de pintura negra, la oreja derecha perforada por él mismo y siempre portaba un arete de pendiente en forma de cruz romboidal, tenía una barba desalineada y sucia de candado que parecía tener más de tres días sin afeitar, manchada con cenizas de cigarro y algo que parecía ser restos de comida.
ESTÁS LEYENDO
NUESTRO REINO, NUESTRO MUNDO
Fanfictionuna arquera, traicionada, y una reina sin capacidad de amar, serán protagonistas de esta historia intrincada en el amor, el deseo, la amistad, el poder y sobre todo, la unión familiar. pasen y lean los pasos de esta joven y hermosa pareja SwanQueen