12. PREVENGANZA Y FALSOS NOVIOS

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- Sam, ¡despierta! - Me gritó Anna.

Nota mental: Dormir cuando llegue a casa.

- ¿Me toca vigilar? - Le pregunté.
- No. Nos largamos de aquí.
- ¿Qué hora eres?
- No soy ninguna hora, y son casi las cinco. Vamos.

A las cinco venían los dependientes del supermercado y en cuanto abrieran las puertas teníamos que desaparecer antes de que vieran que las cámaras estaban desactivadas.

Subieron las persianas de metal y entraron como diez empleados.

- Vale, ¿preparada?
- Preparada.

Giré a la izquierda en lo que Anna derramaba una estantería llena de botes de cristal de conservas. Empezamos a correr por nuestra vida y mientras los empleados íban al origen del ruido, nosotras llegamos fuera.

- ¡56 segundos! Nuevo record querida.
- ¿Cuánto hicimos la última vez? - Preguntó Anna.
- Un minuto exacto.

Ñe.

Nos fuimos a sentar a un banco de fuera.

No me llaméis loca psicópata pero volví a revisar mis mensajes por décima vez consecutiva desde que me levanté. Nada. ¿DÓNDE ESTABA JAKE?

- ¿POR QUÉ NO PARAS DE MIRAR EL MÓVIL? ME ESTÁS PONIENDO NERVIOSA.
- Relájate mamita linda, estaba viendo si mi madre me había escrito.
- Sure, sure.

Ignoré decirle a Anna la verdad porque sino diría "TE LO DIJE, ESE CHICO NO ME GUSTA PARA TI", y odio cuando tiene razón, y más si es un martes a las 5:17 de la mañana.

No sé por qué, pero confiaba en que Jake no me había dejado tirada, como una colilla.

Nota mental: No volverse poética por la mañana.

Ñe.

Nota mental: ¡ÑE!

- ¡Samalga! - Gritó Anna.
- ¿Samalga? - Respondí. Tenía demasiado sueño como para gritar.
- Samalga.
- ¿Por qué Samalga?
- Samalga; mitad samantha de las mantas, mitad alga.
- ¿Por qué ALGA?
- Porque son las cinco de la mañana y nada tiene sentido, pero a partir de ahora te llamas Samalga.

Luego la loca era yo, ñe.

Le dije que nos levantaramos (la arrastré) y fuimos a un cespéd artificial dónde no pasaba nadie. Allí dormimos durante días (hasta las once).

- Stand up Anna, hay una venganza que cumplir.
- Vamos.

Entramos en el supermercado (por segunda vez). Los botes de cristal ya estaban repuestos hehe.

Empezé a echar cosas en el carro que llevaba Anna.

- ¿Posits?
- Listo.
- ¿Bolígrafos?
- Listo.
- ¿Spray?
- Listo.
- ¿Decolorante facial y capilar?
- Listo.
- ¿Cloroformo?
-¿CLOROFORMO?
- Ah es verdad, eso lo trae Charlie.
- ¿Más Spray?
- Obvio.

Eché todo lo necesario para una venganza digna de Samantha y fuimos a pagar (allanamos supermercados, pero no somos ladronas, ñe).

La cajera era una diecinueveañera pija, por lo que pasó lo siguiente:

- Vaya pintas, ¿no sabes lo que es el maquillaje?
- ¿Perdona? - Le pregunté.
- No te perdono chica.

Y después fue como:

- ¡Sam suéltale del pelo!
- ¡Jamás!
- Voy a llamar al tío de seguridad.
- No sé como cuándo te parta los dedos.

Mierda, no me convenían más líos, o líos en general.

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