El suceso del mismo sábado, fue solo eso, un beso pasajero... pero ¿por qué al besarlo me sentí así? Creía tenerlo todo sin tener nada.
Las horas pasaron desde mi llegada a casa, dormí, me desperté y levanté a hacer mi rutina de cualquier domingo más: aburrirme. Mientras escuchaba música, y me adentraba a mi vicio momentáneo de dibujar, él se me venía a la cabeza. Cada canción que sonaba me hacía pensar en él, y por favor, que estúpida me veía, pensando en alguien que seguramente solo buscaba un chape, un beso, algo fugaz... (y que tonto decir esto, que equivocada estuve al pensarlo).
Me decidí, tome la iniciativa y le hablé, para hacerlo reír, con una simple foto... no se si funcionó o no, pero la respuesta estuvo, y así hablamos, una hora a lo sumo... con timidez, como si nada de lo que hubiera sucedido la noche anterior pasó. Pero ahi estaba el asunto, si paso y no pretendía olvidarlo.