recuerdo aquella tarde perfectamente.
cuatro ojos que tenían demasiada historia juntos.
dos almas dañadas en una misma habitación.
un silencio incómodo, ensordecedor.
el primer 'lo siento' seguido por explicaciones lamentables e innecesarias.
lágrimas de furia, maldiciendo el no haber detenido el tren, que claramente iba a estrellarse.
abrazos largos.
y al final, un último adiós.