MAR MUERTO DE MI INTERIOR

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Alta estaba la marea de mi mente; grandes olas de sentimientos golpeaban las paredes del recuerdo con gran fuerza, tal era la fuerza que el olvido quería entrar a nadar y lo que econtró fue un obstáculo permanente de rocas de dolor que le hicieron desviar a los momentos de felicidad. Ahora quiero olvidar lo que me duele y recordar lo que un día me hizo feliz...

Sentimientos represados, al borde de estallar, invadían mi alma; hasta tal punto de salir en cantidades, iban junto con aquel líquido que contenía sal y que inundaba mis ojos y caía rozando mis mejillas, cálidos eran y fríos se volvían. Al menos, la represa de sentimientos me mantenía cálido, pero, siempre que salían, mi interior enfriaba, se congelaba y, así mismo, mi capacidad de amar, querer y confiar desaparecía con ellos.

Mente y corazón estaban distanciados uno del otro, su razonamiento era individual y se separaba cada vez cuando más unidos deberían estar. primero fui un oceano lleno de vida, en mis mares había color, peces nadando en libertad; pero, ahora, sólo queda un líquido espeso que no es agua, no existe vida que gobierne más que la de los parásitos, la luz se desvaneció, los colores desaparecieron y ahora sólo queda la oscuridad y el silencio de un mar en calma pero muerto.

PEQUEÑOS ESCRITOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora