Escuchar mi nombre salir dela boca de mi madre por tercera vez me hace abrir los ojos y verla sentada en su cama junto a la mía. Debería empezar a buscar una casa para no tener que dormir con mi madre todas las noches.
-Son las diez, ¡te tienes que levantar! -me destapa y sale del cuarto.
Suspiro y me quedo remoloneando un rato en la cama con el móvil. Las notificaciones de Whatsapp están que arden, algo debe de haber pasado en el grupo para que haya cientos de mensajes, también esta Todd diciéndome que me tiene que contar una cosa. Decido levantarme a desayunar. Mi madre me recuerda el carné de conducir que me tengo que preparar y la inmensidad de cosas que me quedan por recoger. Me ducho, y salgo a la autoescuela a dar alguna clase práctica.
-Buenos días, ¿hoy empezamos a aparcar, no? -me pregunta el profesor.
-Espero no darle ningún golpe al coche, no te prometo nada.
Una vez dentro del coche intento hacer todo lo que el profesor me indica hacer. Meto el coche en el aparcamiento estrecho pero no consigo girarlo, solo va hacia delante y hacia detrás. ¡PUM!. Le di. Fallo mío.
-¡Lo siento muchísimo! -exclamo.
-Sarah, tienes que practicar con tu coche. Tu madre tiene que enseñarte o te vas a gastar todo el dinero en clases prácticas. No nos mintamos, no estás echa para esto, pero puedes lograrlo. Tú solo practica, ya nos veremos cuando tú puedas -sale del coche y cierra la puerta tras si al igual que yo.- Ya hablamos.
***
Volviendo a casa me encuentro con Todd, se sorprende al verme y reacciona tan solo dándome dos besos. Mete sus manos en los bolsillos de delante del pantalón y se balancea.
-Eh.. mira..-tartamudea- Sarah, lo siento mucho, pero no podemos seguir con esto, sabes que llevamos meses en los que no estamos bien y no es tu culpa, es la mía. No te lo digo por decir, es realmente culpa mía, y me vas a odias por esto...
Le interrumpo con lágrimas en los ojos, estoy histérica, está rompiendo conmigo y es porque ha hecho algo mal. Tengo ganas de desaparecer, ojalá la tierra me tragase. Todd es un chico alto y rubio con los ojos color miel, debe de haberse liado con otra, no le doy otra explicación. Decido preguntárselo interrumpiendo su discurso que seguramente ha preparado previamente desde hace días. Apenas me salen las palabras, pero acabo soltándoselo.
- ¿Qué? No, no te he puesto los cuernos, cielo.
- ¿Cielo? ¿cómo te atreves a llamarme cielo? ¿estás loco?. Estás cortando conmigo, te lo recuerdo. Y también te digo que te vas a arrepentir de esto, ¿me oyes? ¡te vas a arrepentir, gilipollas! -me hierve la sangre de las venas, pero me da igual, se lo merece- ¿Y quién es la otra? ¿tu amiguita Amy la puta? Sabía que ella iba detrás de ti con esas faldas cortas que se pone y esos escotes que le llegan al ombligo. Y tú, capullo, caes como un tonto detrás de un buen par de...
-¡SOY GAY! -grita interrupiendome- lo siento.
Me quedo petrificada. ¿Acaba de decir que es gay?. No me salen las palabras, no sé que se supone que hay que decir cuando tu novio corta contigo porque es gay. No puedo mirarlo, no puedo seguir hablando con el. No quiero saber nada más sobre este tema. Me quiero ir, y es lo que hago. Bordeo a Todd y salgo corriendo en dirección a mi casa.
No puedo subir a casa, no puedo dejar que mi madre me vea así y muchos menos que se entere de que me ha dejado porque es homosexual. Es un golpe muy bajo, pero explica gran cantidad de cosas. Durante el recorrido corriendo veo un apartamento en el segundo piso de un edificio estrecho que esta puesto en alquiler. No me vendría mal un piso para mi, sin tener que ver a mi madre diariamente. Un piso para mi significaría mas responsabilidad, pero he entrado en la universidad, yo podría ocuparme de todas las cosas que implican la supervivencia de una adolescente sola en casa. Decido entrar a preguntar, ver como es.
***
-Mamá, ¿recuerdas esos ahorros que tengo? Los voy a usar, me mudo a unas manzanas de aquí -mi madre me mira pensando que estoy loca, puede que sí. Como no dice nada, continuo-. Es un apartamento pequeño, de dos habitaciones, un cuarto de baño y un salón con cocina integrada. Tengo dinero para alquilarlo y está más o menos amueblado. Por favor.
Le ruego unas cuantas de veces más, ella suspira y, finalmente, me da su aprobación para independizarme, para ser libre.
-No te arrepentirás, no voy a volver, ya verás. -Le digo con alegría.
No sabía que era esto lo que se sentía cuando tu vida da un cambio drástico en todos los sentidos y a la vez. Me mudo, voy a independizarme, en un mes empiezo la universidad y estoy soltera ya que mi ultimo novio es gay. Creo que a partir de aquí el universo no puede odiarme más.
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El piso de abajo
Teen FictionEl comienzo surrealista de la novela hace creer que la ficción sigue siendo ficción, pero la realidad siempre acaba superándola. Conoce a Sarah en el momento más absurdo de su vida.