Capítulo 3

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Llevo una semana con dolor de cabeza gracias a las fiestas que monta mi querido vecino todas las noches. En clase apenas atiendo y tengo los ojos medio cerrado a todas horas. Ya no sé que va a ser de mi vida académica, bueno, si que lo sé, va a caer en picado por culpa de tonto ese. No lo he vuelto a ver, ni quiero, a saber que líos se traerá todas las noches. Ese piso debe oler a alcohol, sexo y drogas y no es algo que vaya conmigo. Nada de eso va conmigo.

Estoy llegando de clase al edificio de mi apartamento sumida en mis pensamientos negativos sobre la vida que me ha tocado vivir. Introduzco la llave en la herradura de la puerta y esta se abre sin tan solo girar la llave... ¿qué coño? Miro hacia arriba y... lo que me temía.

-Hola vecina de abajo -me sonríe enseñando su blanca dentadura y me acaricia la barbilla con su dedo índice cuando se cruza conmigo, yo me limito a asentir con la cabeza y a entrar en el edificio pero antes de eso, un brazo, su brazo, me coge el mío y tira de mi hacia fuera.- No sé aún tu nombre, y me parece que tienes un... físico como para tener que saberlo. 

Estoy en blanco, este tío tiene mucha cara, me deja sin palabras. Pronuncio mi nombre sin saber muy bien si realmente lo he dicho o no. Por la sonrisa que me muestra y el guiño de ojo que me dedica creo que si se ha enterado de mi nombre. 

-Bueno, Sarah pues ya nos veremos. 

Y se va, sin más. Yo entro en mi piso y me tumbo en la cama pensando en por qué mi cabeza no ha reaccionado. 

***

El bolígrafo se desliza sobre el papel a la vez que el profesor habla. Voy al mismo ritmo que él hasta que oigo un silbido detrás de mi que me sobre salta. Me giro y veo a una chica rubia de ojos café que me esta sonriendo. 

-¿Te gustaría venir a una fiesta esta noche? Vamos muchos de la clase, puede que te apetezca. 

-No, gracias. -Contesto y vuelvo a girarme para seguir copiando pero ella me da un toque en el hombro para que me gire.

-Venga ya, chica, te vas a aburrir tanto estudiar en tu casa. -Mi cara de pocos amigos le hace ver no soy fácil de convencer.- Si quieres podemos vestirnos juntas en mi casa, yo te presto ropa.

No sé ni su nombre y me esta hablando de prestarme ropa. Al final le digo que no, me disculpo y vuelvo a concentrarme en  la clase. 

Al salir de la clase, se planta enfrente de mía de nuevo-

-Me llamo Maddison, quiero que vengas a la fiesta porque te he invitado y es de mala educación decir que no. Te he apuntado mi número de teléfono y no me escribas para preguntarme los detalles el Lunes te vas a enterar cuando te vea. -me entrega un trozo de hoja con un número de teléfono escrito y su nombre y se va. Por una parte, me apetece conocer a esa chica peculiar que tiene tanto interés en mi pero por otra tengo mucho que estudiar.

Después de pensar durante el camino a casa si ir o no ir, decido ir.


El piso de abajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora