Luego de que todos los niños se recuperaran de un nuevo virus con la mezcla de Rose; Sam los llevo junto con Rudy, su nuevo compañero, a la vieja habitación de juegos. La sala contenía pocas cosas, las necesarias realmente; una mini - cocinita para las niñas, junto con un par de calvas barbies, y para los niños había una larga pista de carritos de colección .Todos los niños desde que llegaron, se acostumbraron a no pedir mas de lo necesario, es decir, a pesar de la mala situación de la casa, eran completamente felices, pues Sam y todo su equipo habían logrado llenar el vacío de los corazones cuando fueron llevados allí.
Todos parecían ayudar. Todos menos Rudy, o por lo menos eso creía Sam
Luego de que ella abriera la dañada puerta que contenía dibujos hechos por los niños, Rudy le menciono que el lugar apestaba, y como era de suponer la reacción de Sam no fue la más conveniente.
-Si no te gusta, lárgate- le dijo disimuladamente mientras sacaba algunas sillas para los niños.
-Hey, cariño, cálmate, solo necesita un toque, al estilo Rudy- le respondió el chico de cabellos rizados.
-El estilo Rudy?, creo que prefiero el estilo Sam- dijo con sarcasmo
-¡Sam!- grito la pequeña Mindy corriendo a los brazos de esta antes de que rudy pudiera defenderse.
-¿Qué ocurre?- pregunto Sam extendiendo sus brazos para poder acoger a la pequeña niña.
-¡La cabeza de mi muñeca salió a volar!- dijo a punto de romper en llanto.
-Oh Mindy, te prometo que la próxima semana traeré mas muñecas ahora. Si déjame ver...-dijo mientras observaba con cautela la barbie inhumana- aja, no hay nada que no pueda arreglar.
Busco rápidamente entre el cajón de la mesa de manualidades y desenrolló la cinta adhesiva, corto un trozo y lo pego al rededor del cuello de la muñeca. Seguía horrible ahora su cabeza estaba inclinada al lado derecho, pero a Mandy pareció no importarle, y se la quito de las manos de un tope.
-¡Gracias Sam te amo!- dijo mientras corría en dirección de sus amigas.
-Parece que el estilo Sam no va del todo bien- dijo Rudy burlándose-
-Oh, pues si tienes una buena idea, soy toda oídos- dijo Sam finalmente rindiéndose.
-Esta bien, primero, tenemos que arreglar la puerta de... mejor todas las puertas. Luego comprar algunos juguetes nuevos- prosiguió el chico- después podemos arreglar el jardín, agregar una sala de lectura, y finalmente tendrías que cenar con migo- dijo finalizando con una gran sonrisa.
-Oh, claro que si, lo haré- respondió Sam con una enorme sonrisa.
-¿Hablas en serio?- dijo Rudy entusiasmado
-Por supuesto que no. Ahora, ¿de donde piensas sacar todo ese dinero?- dijo desechando la idea de una incomoda cena con Rudy en una papelera mental.
-Amiga, eso me encargo yo a mi- dijo con total seguridad.
Luego de que se cumpliera la hora de la sala de juegos, Sam y Rudy llevaron a los niños a comer un pre-almuerzo. A Sam le gustaba que los niños comieran algo ligero antes de almorzar para que les abriera el apetito. Por supuesto que desde que la casa entro en crisis esto se podía hacer de muy de vez en cuando.
Cuando ya todos estaban en el comedor, les repartió sus bandejas y se sentó en la mesa del fondo, donde solía estar con su padre, era un lugar legendario para ella. Sam estaba observando su bandeja, hasta que su paz se vio interrumpida.
-Hey, por que estas tan sola- le dijo casi a gritos a rudy, sentándose en la silla de su padre.
-Ni se te ocurra poner otra vez tus pompas en este asiento ¿entiendes?- le dijo mientras lo corría de la silla.
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La sombra de lo invisible*
RomanceSam es una joven que siempre quiso ayudar. Siempre y en cualquier lugar, trataba de ser la fuerte, pero siempre supo que su débil corazón se rompería en un momento determinado. Ese momento fue cuando su padre murió. Quedo devastada y sin consuelo. ...