Capítulo 1: En la estación.

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Y ahí estaba yo, donde siempre y a la misma hora, esperando al tren que me llevaría a la oficina. Mi aburrida rutina diaria. Pero este día no era como los demás. Después de pasar un tren, un papel, se me pego al brazo y salió volando hacia el otro lado de la estación. Y entonces la vi. Una joven bella y bien vestida, con el pelo castaño, sobre los hombros.
Cuando se me acerco guardando el papel, pude ver más de cerca aún su belleza. Y sus labios pintados de carmín. Se atusó el pelo y yo tamborileé con mis dedos, nervioso, pensando en qué decirle. Pasó otro tren y me morí de vergüenza cuando un papel se me escapó y acabó pegado en su cara; cuando lo retiré, ella pestañeo y miró el papel. Soltó una risa floja y, cuando miré yo también el folio reí. Había dejado la marca de sus labios en la hoja. Me giré dispuesto a decirle algo, pero ella entraba en un tren, dejándome atrás. Por un momento, nuestras miradas se volvieron a cruzar, pero entonces el tren hizo acto de presencia y la alejó de mí.
Me quedé pasmado, como un bobo, viendo como se alejaba el condenado tren sin nisiquiera haberle dicho "Hola".

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