capítulo 2

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Al darme la vuelta veo al hombre más atrayente que he visto; tiene unos ojos verdes impresionantes que te invitan a verlos, el cabello castaño, me saca como dos cabezas haci que tengo que levantar mi cabeza, es musculoso y hermoso, no tendría más de veintiocho años. Salgo de mis pensamientos cuando veo que mueve sus labios hermosamente rosados, ¡dios! Zaira cálmate. Veo que me dice "¿estás sorda, o te haces la estúpida? ¿No vez que el chico de allá te está llamando?". Apunto al chico de la caja, el cual estaba viendo la situación, muy atentamente. Me solté rápidamente de su agarre y lo mire con una ceja alzada y frunciendo el seño. El me miraba también con el seño fruncido, pero no muestra ningún tipo de sentimiento y eso...me da miedo, es como si no tuviera ese típico brillo en los ojos de las personas. Después de lo que me dijo me hiso contestarle "estoy sorda, pero puedo leer tus labios." Por un momento vi un poco de sorpresa en sus ojos, pero se encargar de borrar ese sentimiento. Quizás es mi imaginación. Saque mis aparatos de uno de mis bolsillos mientras daba un paso hacia atrás ya que lo tengo muy cerca y eso, me pone muy nerviosa. Me los coloque acomode el volumen y hable.

-¿que deseas?-mi tono era molesto y no era para menos si me dijo sorda, pero tampoco lo juzgaba yo no tenía mis aparatos puestos. Su expresión era seria y fría.

-el chico de allá te llamaba y tú no te parabas-su voz era ronca y preciosa. Se encogió de hombros, su mirada era fría y penetrante.

-bien-mi tono fue seco, no puedo ser amable si el no lo es. Me gire y me dirijo hacia el chico de la caja, dejando al de los "ojos verde" detrás de mí.

-¿qué sucede?-le pregunto amablemente al chico de la caja, cuando ya me encuentro delante de él. Mientras meto mi teléfono en mi bolsillo.

-se te olvido tu dinero-me dijo con una sonrisa-ni siquiera me dejaste terminar de hablar-y se empezó a reír, al final yo termine acompañándole.

-quédatelo, tómatelo como una propina-me miro con esos ojos negros muy bonitos, tenía un brillo en los ojos que te invitaba a confiar en el, pero "no puedes confiar en alguien que acabas de conocer" me lo decía mi tía la mayoría de las veces por ser tan "confianzuda"

-gracias-vi que había más personas por pagar también, hacia que me di la vuelta y les hice una seña que ya me iba.

-bueno, ya me voy-me despedí y él se despidió con la mano-después nos veremos-susurre.

Me encamine a la salida, pero sentía una mirada en mi espalda. Mire de reojo a las personas que se encontraban en la cafetería a ver quién me miraba o que quizás yo este paranoica. Cuando pose mi mirada en una mesa que estaba llena de hombres, todos ellos me estaban mirando, la mayoría estaban tatuados y en eso mesa también se encontraba el de los "ojos verdes" el cual me miraba frunciendo el seño. ¡DIOS! Esto no puede ser más bochornoso para mí. Me voltee rápidamente y me dirigí a la salida. Cuando ya estaba a punto de salir, una voz me detuvo.

-¡ESAS PIERNAS NENA, CON ESE VESTIDO ROSA SE TE VEN BIEN BUENAS!- no me gire, solo me muerdo el labio y apretó las bolsas que se encuentran a cada lado de mis caderas-¡¿ERES NUEVA POR AQUÍ?!-ahora si me volteo y veo que esos gritos viene de la mesa donde se encuentra el "ojos verdes" el cual mira la escena sin ninguna expresión. Yo los miro con una ceja alzada y seguro estoy roja por el coraje mire por un mili segundo a el que me gritaba, todos en la mesa son muy jóvenes, no tantos no pasan de unos veintiocho años supongo, la mayoría tiene tatuajes y visten con abrigos de cuero negro. Antes de seguir escuchando esas estupideces, me volteo y me voy.

Salgo y empiezo a caminar hacia mi casa, pienso en que uno conoce a unas personas en estas ciudades muy locas y groseras, pero también pienso en ese de los ojos verdes, su aura misteriosa hace que me atraiga.

Camino rápidamente hacia mi casa. Cuando llego prendo todas las luces, dejo las bolsas en la isla de la cocina y me pongo a arreglar cada cosa en su lugar.

Cuando termino tomo un yogurt y me lo llevo a la habitación. Me quito la ropa y me pongo una piyama, me acuesto en la cama prendo el televisor y me pongo a ver un canal de cocina.

Mañana me toca ir a trabajar ya que el plazo que me dieron para amoldarme a mi nueva vida se terminó. No he conocido a nadie aparte de mi vecina, que es una señora muy buena por lo que vi que tiene unos hijos de trece años, gemelos. Cuando los vi me parecieron muy quietecitos, pero "las apariencias engañan" los dos son súper tremendos.

Y otra vez empiezo a pensar en ese chico misterioso. Es súper guapo, pero toda esa guapura se va cuando lo miras a los ojos, es como si no dejara que nadie pueda ver sus sentimientos porque lo podrían dañar, es como si esos hermosos ojos fueran sido participe de una tragedia o algo que lo invito a dejar de mostrar sus sentimientos. Quizás le hicieron daño al él o que se yo. Mejor dejo de pensar en él, porque me dolerá la cabeza, tratando de buscar respuestas que nadie me puede contestar, además ¿Por qué pienso en él? si ni siquiera lo conozco.

Me paro a botar mi pote de yogurt el cual ya lo acabe hace minutos. Regreso a la cama, y veo el televisor lo programo para que se apague solo. Me acomodo bien sobre la cama y cierro los ojos.

En lo último que pienso antes de caer dormida es en esos hermosos ojos verdes que no tiene brillo.

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El heredero del diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora