¿como rayos sabía cual era mi auto? Dios es sol le daba de frente y se veía tan jodidamente bien, sonrió cuando lo mire y antes de darme cuenta yo también lo estaba haciendo
- ¿te me estás escondiendo? -me preguntó aún sonriendo - estuve dando vueltas Buscándote cuando salí de mi última clase y creí ver en tu horario que salíamos al mismo tiempo, creo que tenemos una conversación pendiente -
Sonreí un poco más, no pude evitarlo, me estuvo buscando eso era algo genial. Creo
- yo... caminé un poco, fui a comprar café, bebo mucho café últimamente - dije medio susurando, odio mi voz, odio que me mire mientras hablo, eso solo aumenta mis nervios
- bien, te gusta el café, algo que no sabía ¿aún eres adicto a chocolate? - se acordaba de mis gustos creo que mi estómago gritó en ese momento
- si, muschos granos, años y dinero gastado después sigo siendo adicto al chocolate - reí un poco, era fácil hablar con él - ¿me vas a dejar ir o esperas algo? -
- oh, lo siento - dijo apartándose de la puerta - la verdad sí quiero algo, quiero tu número -
No respondí, no estaba muy seguro de dárselo, no quería que todo fuera tan fácil pero Dios él era tan ¿eclipsante?
- No creo que sea prudente darle mi numero de teléfono a un extraño - dije subiendo a mi auto no quería que insistiera, no se quién es él ahora, siete años sin verlo y pretende que le de mi número y que lo trate como si nada.
Llegué a casa y pasé directo a mi habitación, era una molestia no conocer a nadie, no saber a donde salir, le envíe a Mía millones de whatsapps y no me respondió, seguro estaba teniendo sexo, bueno no creía en realidad eso pero podía responderme para decirme que estaba ocupada o lo que sea. Tenía que salir, pero no sabía a dónde así que decidí dormir.
- ¡Franchesco! - oí junto con un golpe en mi cabeza
- Mía ¿que coño te pasa? - dije mientras me levantaba sorprendidamente molesto
- Nada - sonrió - llevas mucho tiempo durmiendo y vine despertarte ya es de noche idiota -
- Vuelve a despertarme así una vez más ¡y te quedaras calva! - gruñí levantandome de la cama
- Tengo una buena noticia hermanito -dijo Mía ignorando mi amenaza, odiaba a veces su eterna felicidad, sobretodo cuando acaba de despertar
- Dime que incluye salir de aquí, llevo dos días aquí y siento que ya van mil años -
- De echo sí, el viernes la familia real realizará el baile anual de máscaras de otoño y obviamente notros vamos a ir - pensé en Liam y el verlo y de inmediato mi estómago protestó
- ¿Como de supone que me debo vestir? - pregunté, no tenía mucha ropa, en el internado usaba mas que todo uniforme
- Por eso no te preocupes mañana vamos a comprar ropa, papa ya desbloqueó tus cuentas bancarias - respondió ella, se que debía pensar en que mi padre ya empezaba a tratarme como su hijo pero todo lo que estaba en mi cabeza era los muchos, MUCHOS libros que podía comprarme
Mía y yo bajamos a cenar, sin mamá y papa, ya se estaba haciendo costumbre comer solos, hablamos un poco y volví a mi habitación, me recosté y pensé en él, me gustaba estaba claro hasta que punto, no sabía y era lo que me preocupaba, pensé en lo que me había dicho de responder sus cartas ¿me había enviado cartas?, pensar en eso me hacia molestar si me había escrito ¿por que nunca me había llegado nada? Dios, no sabia que creer y ahora seguro lo veía mañana en la universidad, todo se juntaba y me cabeza no tenia claridad para pensar quería ahorcarlo y sacarle los ojos, pero Dios también quería besarlo el resto de mi vida ¡estupidos ojos azules!, hacían algo en mí y eso no me gustaba.
La alarma sonó y mi mal humor matutino parecía incrementar, no había dormido muy bien, me dirigí al baño y me asee, arregle mi cabello que hoy cooperaba conmigo y me vestí,con unos jeans y un suéter tres tallas mas grandes que la mía, no tenia ganas de desayunar así que pasé directamente al auto. Llegué a la universidad un poco mas orientado que ayer, las clases ya empezaban a tomar forma dejando atrás la bienvenida, ya empezaba a ubicar todas mi clases y los días fueron pasando, aún no volvía a ver a Liam pero ya empezaba a saber de que movida iba esta cuidad al parecer la monarquía era la que dirigía la sociedad los príncipes Jorge, Liam y Victoria eran lo que imponían las modas y los sitios a los cuales se debían salir al perecer Jorge (el hermano mayor) era el mas serio y el menos visto en público por ser el heredero, era jueves y yo estaba en la cafetería tomando café en mi ya habitual sitio mientras veía a la gente pasar por el ventanal, alguien tomó asiento en mi mesa y mi vista se dirigió a una chica de piel como la porcelana y cabello rojizo, tenia pecas y un libro en sus manos
- ¿Te molesta que me siente? - me preguntó la chica fijando su vista en mí
- La verdad no, solo me parece raro ya que nadie parece notarme - ella rió
- creo que tiene un poco que ver con que en tu primer día el príncipe Liam se te acercó - dijo ella
- ¿y eso que tiene que ver? - fruncí el ceño no me gustaba el rumbo que tomaba esta conversación
- tiene todo que ver, se comenta que eres hermano de Mía Bertolinni, mejor amiga de Victoria que son las dueñas de la vida social de chelsea, quien se equivoca con ellas desaparece del mapa social y por ende quien se equivoca contigo les pasa lo mismo y el que Liam se te acerca sólo afirma que eres monarca que te ds mucho poder social y como todo en Londres el poder social lo es todo -
- así que es eso, no me importa. Por cierto son Franchesco, un gusto conocerte - dije estirando mi mano
- Y yo Claire, el gusto es mío - respondió ella
Me fui de allí y me fui a ver mis clases, era raro ser poderoso sin saberlo, Mía no me había mencionado nada de eso, lo cual tendría que hablar con ella y preguntarle un poco sobre las supuestas cartas de Liam, a quien no había visto mas lo cual no tenia muy claro si me preocupaba o me aliviaba. Al terminar las clases y comprar otro café, fui al estacionamiento para irme a casa y me encontré con una nota pegada al parabrisas
"Puente de buckingham 11:00 pm - L"
