Pesadilla

I

Por fin despierto, el rojo horizonte me hace ver la más terrible pesadilla en la que hemos caído, no sé como ni porque pero ahora formo parte de una mezcla horrible de tierra, plantas, sangre y carne, y tal vez, también agua, todo es confuso.

Siento el empuje que me lleva a lo más alto desde donde puedo ver una imagen aterradora de lo que era mi tierra, mi país el lugar donde nací, crecí y vivía con mis padres, mi esposa y mi hija ahora todos simples recuerdos de un pasado que quisiera sea lo último que yo recuerde.

Todo se mueve y empiezo a sentir más libertad de movimiento, trato de levantarme por sobre los restos, miro a mis lados y todo parece un río informe y sanguinolento, todo avanza insoportablemente lento, y un ruido industrial insoportable llena el ambiente sin contar el aroma a putrefacción que me rodea, por fin llego a la orilla y puedo ver perfectamente lo que me espera, enormes engranes estrujan y deshacen todo lo que cae en ellos, lucho desesperadamente por no acercarme a la orilla, el terror me invade, de donde saco fuerzas para moverme, no lo sé bien pero puedo evitar ser devorado por esos dientes de metal que amenazan con quitarme la vida y sacarme de este sufrimiento, puedo saltar desde la orilla, librar los engranes y caer en el mar sangriento y putrefacto que espera debajo, esto es horrible, ¿qué me lleva a moverme? ¿Porque avanzar si a todas luces la esperanza está perdida?, ¿porque alargar la agonía?

Siento el golpe al caer al agua y trato de salir a flote pero todo es difícil la sensación no es la misma ni siquiera estoy seguro de que esto todavía sea agua, logro salir a la superficie y me apresuro a escupir el horrible líquido que ha entrado a mi boca comienzo a nadar y a alejarme de los restos que caen sobre mi desde ese terrible molino de carne, el esfuerzo es cada vez mayor me encuentro nadando entre cuerpos de animales destrozados que dificultan mi paso, miembros de animales y seres humanos que cubren la superficie del agua.

¿Qué es eso? Escucho un grito, una mano se levanta a unos metros de mi, pide ayuda, auxilio, intento acercarme y logro ver a un hombre, no lo puedo creer no soy el único, al verme comienza a gritar y a sacudirse más, me pide que me acerque, Dios, no todo esta perdido.

Todo comienza a elevarse, un muro de agua surge frente a mi, una estructura ocea que desde el fondo se lleva todo, se lo lleva a él, se lleva mi esperanza de no estar solo en el infierno, una especie de pala eleva los desechos del agua y se lleva todo a su paso y entre todo a él, el hombre que me pedía ayuda.

Los huesos en forma de pala llevan todo lo que juntan al molino para ser triturado, espero que ese hombre tenga la misma suerte que yo y pueda librarse de los dientes de esa maquina bestial o que tenga mejor suerte y termine pronto con su sufrimiento.

Por fin alcanzo la orilla, el terreno es fangoso y de un color ocre nada diferente al agua de la que acabo de salir, desde aquí puedo ver la terrible escena dantesca, monstruosas estructuras que se elevan en la orilla del mar y que van devorando todo lo que terribles seres van depositando en ellas, con sus... miembros, largos y musculosos brazos cuyas manos huesudas recogían del suelo todo lo que se movía, ¿qué tan lejos estaba yo de eso?, ese terrible ser que con sus manos levanta los deshechos del agua, ese espantoso monstruo que sin ninguna piedad deposita los cuerpos en esas máquinas infernales que destrozan todo lo que cae en sus fauces, ¿A dónde llega todo eso? ¿Por qué lo hacen? ¿Qué somos para estos seres sino simples insectos?

Trato de moverme pero apenas puedo sostenerme en pie sobre este putrefacto fango, las fuerzas me fallan y caigo de rodillas, no puedo más, aquello que me impulso a saltar de ese dantesco molino de carne se ha desvanecido, solo me queda arrastrarme y tratar de salir del fango, todo se queda obscuro ya no puedo más, ¡estoy perdido!.