A veces pienso que mi vida es un misterio, y no hago más que matar el tiempo pensando en el porqué de mi existencia, como siempre. El sol comenzó a salir, a Real'nyy parecía no preocuparle ni poquito, pero lo que le pasaría a mi piel, hacía que me importe a mí. No quería esa sensación fogosa en mi cuerpo gracias al sol.
-Real'nyy, el sol está a punto de salir, tenemos que entrar.- Le dije en tono calmado.
-Pero aún no termino mi muñeco de nieve.- Contestó de igual manera sin voltear a verme y si dejar de hacer lo que hacía con su muñeco.
-Sabes que mi piel no están resistente como la tuya.- Me levanté y sacudí la nieve de mi capa.
-Pues vete tú.- Aún mantenía su atención en moldear adecuadamente la nieve en su muñeco.
Sin más, me levanté y regresé a la cueva. El hacerme el corte me dio un poco de desagrado.
Mi sorpresa fue grata al encontrarme a una persona en la sala. Prirodnyy estaba sentada con poca feminidad en el sillón del centro.
- Comencé a preocuparme All. Pensé que jamás entrarías de nuevo.- Mantenía sus ojos cerrados, y una postura desparramada en el suave sillón.
-Disculpa. Prirodnyy, no sabía queme esperabas tan ansiosa.- echó una carcajada.
-La única razón por la que estoy ansiosa, es por decirte que ya casi cumplo diecisiete, y así por fin seré oficialmente una Lenov. ¡Ya quiero saber de qué color serán mis ojos!
-¿Sólo por eso te emocionas tanto?- Me senté a su lado. Su cabello ondulado y pelirrojo estaba esparcido en la tela blanca, con sus ojos aún cerrados.
-Es común para ti. Los tienes desde siempre y no tienen un color fijo.- Sonreí
-Adoro el color de tu piel. Temo que sufriré más que tú por perder esa tonalidad rojiza de sonrojo. Y tus ojos... Verdes como las ojos primaverales.- Ella abrió sus ojos aún verdes.
-¿Y mis pecas, también las extrañarás?- Se acomodó de una manera correcta y me sonrió
-Sí, también tus pecas.- Accedí, dándole la razón.
-Pues yo no. Hablando de madurez. ¿No tuviste tú curiosidad por probar la sangre?- Negué-¿Ni un poco?- Acercó su rostro al mío, curiosa a mi respuesta.
-No, nunca quise ni querré probar la sangre humana. En verdad me repugna bastante.- Prirodnyy lo pensó un poco mirando al techo.
-Últimamente me ha dado una sed tremenda, y quisiera lanzarme sobre cualquier criatura de sangre caliente. ¡Ayer casi mato a mi conejo!- Reí por su comentario y por la manera sorpresiva en la que levantó los brazos.
- Es normal, te costará bastante dominar tu sed de sangre durante los primeros años de maduración.- Prirodnyy suspiró y dejó caer la cabeza sobre la cabecera esponjosa del sillón. Tanta suavidad comenzaba a ponerme nervioso.
El cuarto quedó en silencio.
-Quiero un buen y gran regalo en mi ceremonia de maduración.
-Que sincera.- La miré con una ceja arriba, sabiendo que se refería específicamente a mi regalo.
-Tú me conoces y sabes con perfección lo que me gusta. Espero mi regalo.- me guiñó un ojo y se levantó.- Por cierto, Zhivotnoye está como loco buscándote por todo el plantel. Parecía que Ied te necesitaba.- Fruncí la nariz con una cara de disgusto.
-¿Crees que sea importante?- Pregunté cruzando mis brazos
-No lo sé.- Dijo comenzando a caminar, dándome la espalda.- Pero sabes que Zhivotnoye se pone como loco cuando no encuentra a alguien o algo.- Me costaba aceptar que así era, pues realmente él era un verdadero peligro desesperado.
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Sangre Contra Cordura.
VampirSangre Contra Cordura. Al principio de los tiempos, surgieron los vampiros como castigo a los humanos por su desobediencia y crueldad, condenados a alimentar sus errores con su sangre. Siempre escondidos por las sombras, para evitar ser cazados por...