1 (Editado)

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Drake.

El despertador suena.

Aquel molesto sonido de la alarma de mi celular me penetra las sienes, insistente de que comience mis labores de cada día. Era lunes por la mañana y no tenía las mínimas ganas de pararme de la cama.

Por primera vez mi vida tenía tantos deberes y responsabilidades; me la pasaba de fiesta en fiesta y de problema en problema, obviando mis tareas empresariales completamente hasta que me convertí en un pilar indispensable para Hamilton Industries y no pude zafarme.

Me paro de la cama entrecerrando los ojos, huyendo de los destellos de la mañana que me acariciaban la vista animándome a levantarme de una vez. Cojo una toalla para pedirle a gritos al agua de la ducha que saque todas las ganas de dormir de mi cuerpo.

Sentí las gotas de agua deslizarse por mi cabello, mi rostro y empapando toda mi piel, templándola, después de aquellas horas de sueño tibio.

Me visto como de costumbre: con un traje de tres piezas hecho a la medida. El de este día era azul marino con raya diplomática y corbata del mismo color. Me miro al espejo y veo la viva imagen de Daemian Hamilton, mi padre.

Luego de unos minutos de inspeccionar mi despacho y ver que no me olvidaba de nada, bajo a la cocina y me siento en uno de los taburetes de la isla. Espero a que Maura Thompson ponga mi café en frente de mí mientras ojeo el periódico.

Maura estuvo conmigo desde que llegué desde Londres (lugar donde hay excelentes universidades) para estudiar justo aquí, en Norteamérica por decisión del abuelo; ella me cuidó y estuvo conmigo para que no muriese de hambre en mi intento de terminar la universidad.

Mi ático era tipo loft, lo suficientemente espacioso como para una sola persona y con pisos laminados de Iroko lustroso. Las paredes eran en tonos blancos y algunos detalles en gris oscuro. Estaba iluminado por enormes ventanales en puntos estratégicos para poder disfrutar en la vista cuando se me apeteciera.

Fundido en mi lectura, sentí como vibró mi auricular.

—Drake. —Digo en tono seco.

— ¡Buenos días bella durmiente! ¿Cómo has amanecido, guapo? —El tono de voz animado y lleno de entusiasmo de Roy ayudó a que tuviera un poco más de ganas de salir de casa.

—Fresco como una lechuga. —Expreso en tono burlón. La noche anterior mi querido amigo y respetado abogado se había ido a un bar a tomarse todo lo que le pasó en frente para terminar llamándome con voz arrastrada y depresiva diciéndome que le habían roto el corazón.

—Menudo cabrón eres Drake, a lo mejor estás tratando de vengarte por tener que salir a mi rescate. —Se quejó. —O lo haces para recordarme la soberana resaca que tengo en este momento.

—Sí, y a pesar de eso me molestas igual que siempre ¿Qué quieres? —Quería saber cuánto antes cuál era el objetivo de su llamada justo antes de irme a trabajar.

—Me siento herido. —Fingió aflicción. —No puedo creer que mi mejor amigo cree que solo lo llamo cuando quiero algo, no lo puedo creer, después de tantos años de amistad incondicional. —Expresa en tono dramático.

—Sigo creyendo que hubieras sido una excelente actriz de no haber elegido el derecho como profesión ¡Habla ya de una buena vez! —El tono charlatán y despreocupado de Roy, estaba empezando a irritarme y no quería llegar tarde a la oficina.

— ¡Bien! —Soltó. —Quiero que me prestes tu Harle... —Ya sabía exactamente hasta donde iba.

—NO. —Respondí antes de que terminara su petición.

¿Contigo? ¡No me caso! (Disponible en Dreame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora