Maratón Jahas 2

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Narra Jahas

Era el... Dean va a ser mi entrenador. Por lo que veo, parece que él no tenía ni idea de que yo iba a ser diva.

-Hola, Jahas. -Dice Dean.

-Hola, emmm, ¿Roberto? -pregunto. Obviamente sé quien es, pero me gusta fastidiar a la gente.

Él bufa y yo esbozo una sonrisa.

-No me creo que no recuerdes mi nombre, así que deja ya de fingir. - Dice él con evidente molestia.

-¿Y tú cómo sabes eso? ¿Eres un adivino acaso? -pregunto con suspicacia.

-Lo digo porque es evidente que te has sorprendido al verme y eso no te ocurre con alguien a quien no conoces de nada. -Dice con obviedad. -¿O es que te ha maravillado lo sexy que soy?

-Deberías aprender algo de humildad, créeme, te vendría bien. 

-No la necesito, la humildad es para los que saben que son mediocres, pero obviamente yo no lo soy.

Iba a contestarle cunando escucho a alguien aclarándose la garganta. Kane. Me había olvidado de que no estamos solos.

-Como veo que ya se conocen, creo que se pueden ir a entrenar directamente y sin más formalismos. 

Nos vamos y como yo no sé dónde queda el gimnasio lo sigo.

-Bueno -dice tras pararse en la puerta de entrada -yo tengo resaca de anoche, y supongo que tu también, así que voy a ser un chico bueno y empezaremos con el entrenamiento mañana. A las nueve, no te olvides.

Luego de esto se va, así que yo decido irme también, pero como siempre, yo tengo la última palabra, aunque lo susurre.

-Gracias, idiota.

Narra Gene

Hoy por la tarde tengo que ir a firmar el nuevo contrato  la WWE, así que me levanto tarde. Me pongo ropa deportiva y decido salir a correr, a pesar de que hoy llueve.

Gotas caen mientras corro. No hay nada más relajante que esto. 

Mientras corro me pongo a pensar, Josh está muy rara últimamente. No me llama para ir de compras, casi nunca hablamos... Creo que le pasa algo conmigo. No me gustaría perderla, es mi mejor amiga, juntas hemos pasado muchas cosas, tanto buenas como malas.

Dejo de pensar en eso para concentrarme en el último sprint hasta mi casa, ya queda poco.

Entro en el ascensor jadeando. No puedo evitar mirarme en el espejo, veo que estoy desaliñada, mojada, mi pelo es un desastre y tengo ojeras por lo mal que he dormido esta noche.

Ni bien cruzo la puerta de mi casa y la cierro con llave me voy deshaciendo de mi ropa, de tal modo que al llegar al baño ya estoy desnuda y lista para que mis músculos descansen bajo el agua.

Me ducho y salgo envuelta en mi albornoz, llego a mi habitación y me dejo caer en mi cama.

Despierto de sopetón y un poco desorientada. Genial, me he dormido con el pelo mojado, mañana tendré un resfriado seguro. Miro el reloj, son las cuatro y a las cinco tenía una cita con Kane para firmar el contrato.

Me visto elegantemente y me voy con tiempo de sobra. 

La firma es rápida, tras leer el contrato firmo y me voy, no me han dicho ni el día que será mi debut, que poca profesionalidad...

Iba a salir de la empresa cuando choco con algo y caigo al suelo.

-Hey, idiota, ¿por qué no miras por dónde vas? -le digo con molestia.

-Lo siento, señorita, la verdad es que estaba en otro mundo.

En ese momento levanto los ojos y mi mirada conecta con otra que me lleva a un paraíso de chocolate, amo esos ojos. Enseguida me avergüenzo de cómo le he gritado. Él es Seth Rollins.

-No pasa nada, ha sido un accidente. -Digo mientras me sonrojo y aparto la mirada de él de golpe.

-Claro que si que pasa, tu falda se ha manchado. -Señala. -Permíteme compensártelo con un helado.

-No, gracias. -Niego.

-¿Has dicho que no? -Pregunta él totalmente incrédulo.

-Sip. Mi perdón no se compra con un mísero helado, mínimo una cena. -Digo mientras le guiño un ojo.

-Claro, perdona mi estupidez, señorita, entonces, ¿qué le parece si esta noche la invito a cenar para que este humilde siervo logre el perdón de su princesa? -Dice, y no puedo evitar estremecerme por dentro, ha sido lo más bello que me han dicho nunca, pero no pienso demostrárselo. Cuando tienes algo seguro dejas de luchar por él, eso me lo enseñó mi madre.

-Me parece muy cursi, pero está bien, quedamos aquí mismo a las ocho, no llegues tarde o me iré.

Luego de decir eso me voy con la cabeza alta y la completa seguridad de que me está mirando. Me gusta Seth Rollins, pero no voy a darle la satisfacción de que lo sepa, por lo menos no tan pronto.

Dos almas heridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora