Capítulo 6

66 13 8
                                    

Narra Jahas

No hay nada más chistoso que ver a una mujer escogiendo la ropa que va a llevar en la primera cita que tiene con un hombre que le gusta, y eso lo dice una mujer.

Vanessa tiene casi todo su cuerpo metido en el armario, va solo en albornoz y tiene los rulos puestos, es un cuadro realmente gracioso.

-¡Dios, no encuentro nada que me guste! -dice ella tirándose de culo en el suelo y poniendo las manos sobre la cabeza. 

Yo me río, pero como buena amiga que soy me levanto con dirección al armario y rebusco un poco en su interior. Rápidamente encuentro un hermoso vestido corto y negro de encaje, se lo tiro a la cabeza y enseguida me vuelvo a acostar en la cama con toda la tranquilidad del mundo mientras ella me mira incrédulamente.

-¿Cómo has hecho eso? -me pregunta -¿eres bruja o es que yo soy una cegata para no haber visto este vestido?

-Nah, solo he hecho el efecto "mami". -Respondo mientras me miro las uñas, como si fuesen lo más interesante del mundo.

-¿El efecto qué? -pregunta ella.

-Si, el efecto "mami", vamos, que cuando tu vas a buscar algo nunca lo encuentras, pero cuando tu madre te dice "a que voy yo y lo encuentro" siempre lo encuentra. -Finalizo yo tranquilamente. -Por cierto, yo de ti me apuraría, Roman llega en quince minutos.

Ella abre los ojos y enseguida corre a vestirse, la verdad es que el vestido le sienta como un guante a la muy condenada, tiene un cuerpazo que ya lo querrían muchas para si mismas.

Antes de que le diese tiempo a soltarse los rulos aparece Elisabeth por la puerta, también arreglada y lista, ya que ha quedado con su novio Dolph para cenar.

-A ver, ven aquí que te voy a peinar y maquillar.

Acaba en diez minutos, justo a tiempo, porque llaman a la puerta al tiempo que Vanes suelta un gritito histérico. Decido levantarme e ir a abrir yo.

-Hola, Roman, pasa. -Le digo.

El condenado está guapo, parece que Vanes no escoge mal después de todo...

-Mira, te lo voy a decir con educación -empiezo a decir mientras él me mira algo confundido -le haces daño a Vanessa y te juro que no te va a llegar la autopista para correr lejos de mi. Tengo los contactos suficientes como para meterte en Guantánamo de por vida, recibiendo torturas negadas a la prensa. ¿Me he explicado con la suficiente claridad?

Él abre los ojos y me mira al tiempo que se rie.

-Es una broma ¿no?

-Si, claroo, broma, tu reza porque nunca llegue el momento en que tengas que comprobarlo y todo va a ir bien.

Narra Vanessa

-Y recuerda, tu pon siempre protección. 

-¡Eli! ¡Por Dios, ya lo sé! -grito mientras me pongo roja.

-Vale, vale -dice entre risas -era solo por si acaso.

La ignoro y me dirijo hacia donde están Roman y Jahas. Mi primer pensamiento al verlo es: Dios, está muy sexy. Enseguida lo recorro con la mirada y veo que él hace lo mismo y esboza una sonrisa con un atisbo de perversión. Me da a mi que esta noche va a ser entretenida.

-¿Nos vamos? -pregunto.

-Claro, usted primero, señorita.

Durante la cena se comporta como un caballero, lo cual me maravilla y me desilusiona por partes iguales. Yo esperaba que la noche fuera un poco más movidilla... vamos, que esperaba acabar entre sus sábanas y no para dormir precisamente.

Dos almas heridasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora