Capítulo 5

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La última calada del porro se supone que es la que se lleva las penas, pero Effy necesitaba algo más que eso, un buen chute de algo. Y en cambio combatía sus ganas con su mente, con el recuerdo de todas las promesas que hizo de que dejaría aquella mierda aparcada a un lado, en una esquina de su historia. 

En verdad ni siquiera le había ocurrido nada para estar mal, pero el pasado la consumía en el presente. Todos los errores e incluso los buenos tiempos que vivió acompañados de las personas que más llegó a querer y que ya no estaban, retorcían cada parte de su frío corazón. 

Tras haber tirado el filtro del porro al suelo, se dispuso a caminar por las frías calles de Londres. Hacía un día de mierda, llovía y paraba de llover constantemente. En su vida había visto un tiempo tan bipolar y con el que se sintiese tan identificada. La sensación de las gotas caer sobre su piel era uno de los mayores placeres para ella. El frío colarse en sus huesos y no sentir las manos durante unos minutos, provocaba que llegara a sentir un leve dolor que era real, que estaba en ese mismo instante y por el que merecía la pena sentir el frío abrasador.

Cuando la lluvia comenzó a caer de nuevo, caminó con rapidez, apartando a las personas con paraguas que ocupaban las aceras y se colocó en medio de la carretera, por suerte no pasaban coches y podría disfrutar como si de una niña pequeña se tratase. Echó la cabeza hacia atrás y sacó la lengua, analizando todos y cada uno de los escalofríos que recorrían su espalda hasta llegar a la nuca. Ignoró por completo el sonido de un claxon, procedente del fondo de la carretera que cada vez se acercaba más. No le arrebatarían ese momento de felicidad, el poder volverse a sentir una niña pequeña y dejar todos los demonios a un lado.

-¿Estás loca? -Dijo una voz extraña mientras agarraba a la morena de la cintura para levantarla y sacarla de la carretera. Effy abrió con rapidez los ojos, recordaba haber vivido algo así con Cook, solo que lo que vino después fue una de las mayores cagadas que había cometido. 

-¿Qué coño haces? -Murmura la chica con un ápice de enfado.- No tienes ningún derecho para hacer esto. -Comenta y en cuanto sus pies tocan el suelo, se gira para observar a un chico alto, moreno, en el cual destacaba un piercing en una de sus cejas. Effy frunció el ceño, mirándole fijamente a los ojos.

-Estaban a punto de atropellarte. -Comentó el chico señalando la carretera con su dedo indice, cual quedaba ahora apartada, teniendo en cuenta que la había metido en la entrada de un callejón. 

-¿Y si es lo que estaba buscando? -Alzó ambas cejas mirando al moreno con indiferencia.

-La personas normales van a buscar comida, a sus hijos a la escuela, las cosas que pierden...-Le responde alzando sus dedos, enumerando con estes.-

-Pues vete a buscar gente normal, que quiera buscar contigo ese tipo de cosas. -Dijo Effy girándose para comenzar a caminar.

-Te acabo de salvar la vida y ni siquiera me das las gracias. -Grita el chico para que esta la escuche. Comienza a caminar con rapidez para alcanzarla y caminar a su lado.

-O quizás has hecho que me hunda más en la mierda. -Cruza sus brazos y camina sin ninguna dirección, y sin llegar a mirar al chico.

-Me da la ligera impresión de que eres una caso perdido. Y que coincidencia que yo sea un chico normal que le gusta buscar. 

Al girar en una esquina en la que solo pasaban personas contadas, la morena se frena y mira fijamente al joven, enarcando ambas cejas. Su contrario imitaba la misma postura, cruzándose de brazos y mirando a la chica fijamente.-

-No sé como decirte más claro que me dejes en paz. 

-¿Me has preguntado si quiero dejarte en paz? Al menos dime tu nombre.

-Me llamo ignórame.

-Bueno Ignórame, tienes cara de llamarte Margarita o Rosalinda. -Bromea el moreno soltando una sonora carcajada.

-Tú tienes cara de ser gilipollas y no lo critico. -Dice encogiéndose de hombros, con la única intención de picarle aunque parecía que no lo conseguía.

-Guarda las garras que estaba bromeando.

-No quieras saber por donde me paso tus bromas. -Comenta la chica sacando un cigarrillo y colocandolo entre sus labios. El chico comenzaba a agobiarla y necesitaba relajarse si no quería romperle la cara.

-Bueno, yo soy Jai. -Dice extendiendo su mano, esperando a que la chica la estrechase pero la desvía a sus labios y le saca el cigarrillo.- ¿Podrías dejar de buscar matarte?

-¿Te he hecho algo para que seas tan jodidamente pesado conmigo?

-Si, no ser normal. Lo siento si te molesta, suicida. Te he salvado y aunque quieras que te atropellen me debes algo. Si me lo das, puede que te deje en paz.



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⏰ Última actualización: Sep 04, 2015 ⏰

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