Era tarde y el grupo de zombies había mermado mucho con el último ataque pero a Paco sólo le preocupaba la nueva situación a la que estaba expuesto. David caminaba lentamente y Paco le seguía al mismo ritmo. Se dirigían a su refugio. Su refugio estaba en el subsuelo de Madrid, si, en las alcantarillas. No podía ser, hasta allí había zombies pero Paco encontraba extrañamente acogedor aquel sitio, quizá no fuera el lugar, si no la compañía, el saber que no estaba sólo. -Aquí es- dijo David - Tu estrategia puede librarnos de morir acribillados- apuntilló David con un tono esperanzador. - Ya estamos muertos- replicó Paco. -Los muertos no piensan, ni hablan- contestó David con desdén. Estaba claro que Paco se había perdido muchas cosas y tenía esperanzas de que David fuera una fuente de información. También estaba claro que cada palabra que se cruzaban, cada conversación, duraba más que un plato de verduras encima de de la mesa de un niño obeso. Hablaban lentamente y con mucho esfuerzo, pero se entendían.
-Cuánto tiempo...- David le cortó la frase a Paco - Llevaré así dos meses. Tenía cáncer y mientras me sometía a la radioterapia un grupo invadió el hospital y arrasó con todos. A mi me mordieron, al resto se los comieron. Desperté quizás semanas, quizás meses después, quién sabe. -¿Radioterapia?, ¿Cáncer?.- Un flashback se apoderó de Paco y visualizó el hospital. A aquel doctor. Aquella carta que recibió. Se le iluminó otra parte de su pasado. -¿Un destellazo?, conozco esa sensación, he ido recordando prácticamente todo durante estos meses, aunque aún hay partes en blanco - dijo David compasivamente. - Yo también tenía cáncer y hace poco desperté así, convertido en esto - contestó Paco. -¿Hay más cómo nosotros?- preguntó con ansia Paco. -De momento sólo tú- contestó David.
-Les veo y...- David volvió a cortar a Paco. -Yo también lo siento-.
Extrañamente ambos sentían odio hacia las personas y no se sentían culpables.
Los primeros días de convivencia fueron buenos, el suministro de supervivientes que eran atacados era casi diario y prácticamente Paco y David no tenían que intervenir, pero cuando lo hacían se compenetraban bastante bien. Paco se trasladó al loft de las alcantarillas y desde allí planeaban estrategias de defensa y ataque a los supervivientes.
Aquella noche fue diferente. Paco vagaba hambriento por el centro, llevaban 6 días sin visitas y se notaba un ambiente bastante agitado, los zombies se atacaban entre ellos y tenía que estar al loro. Se escuchó un motor. Un motor que resultaba familiar para Paco. Un destello rojo cruzó la esquina y se escucharon tiros. Paco se tiró al suelo. Era el Hummer rojo. Frenaron delante de un supermercado para coger provisiones. 5 hombres físicamente corpulentos se bajaron armados con metralletas y arrasaron el lugar. Ninguno quedó en pie. Si Paco movía un sólo músculo estaba muerto así que permaneció en el suelo. Dos vigilaban las puertas del supermercado mientras los otros 3 buscaban provisiones, pero ocurrió algo que dejó a Paco desconcertado. De la nada apareció un coche blanco que fue acribillado a balas. Las 3 personas que iban dentro se bajaron y comenzaron un tiroteo. Se estaban matando entre ellos. Paco no pudo evitar esbozar una sonrisa irónica. Tanto ruido y tanta sangre, de noche y tras varios días sin comer...ya estaban muertos. Un balazo alcanzó en el pecho a uno de los guardias y cayó al suelo. El tiroteo seguía y Paco se retiraba lentamente arrastrándose para no ser percibido. Se asomó a la alcantarilla que daba entrada a la guarida y llamó a David. -Tengo una idea y mucho hambre- le dijo Paco con rapidez. - Te escucho- dijo David.
El tiroteo seguía, quedaban 2 blancos y 3 rojos (dos equipos, cómo los concursos de televisión) los 2 guardias habían sido abatidos y uno de los del coche blanco también. De repente se visualizaron 3 o 4 zombies al fondo y los 5 se unieron contra ellos, pero a su espalda, justo antes de acabar con ellos, escucharon cómo algo metálico sonaba a modo de apertura. Cientos de zombies salieron de dos establecimientos que correspondían a unos grandes almacenes de ropa y zapatos. Paco y David fueron los encargados de abrirlos y al instante de hacerlo se tiraron al suelo. Otro grupo bastante grande giró la esquina. Quizá derribaran a 20 o a 30, pero habían perdido balas y energías luchando entre ellos. Duraron menos que una piruleta a la salida de un colegio. Un blanco y un rojo se dirigían desesperados a la posición de Paco y David perseguidos por los demás. Entonces Paco agarró al rojo y David al blanco. Extrañamente los demás zombies se alejaron. Hubo banquete aquella noche en la que se demostró que hasta los muertos tenían mas humanidad a la hora de juntarse y luchar contra un mal común, en vez de luchar entre ellos y ser más vulnerables.
Una vez pasó todo, se esucharon unos gritos. -Papá, papá- un niño dio la vuelta a la esquina buscando a uno de los hombres que se acababan de merendar los zombies. Desde el suelo e inesperadamente, un zombie le agarró el tobillo. Se lo comió.
Paco y David se miraron y fueron hacia aquel ser. ¿Otro más?. No, no parecía razonar y actuaba de forma diferente. -Están aprendiendo de nosotros Paco- dijo David sorprendido.
La noche se había saldado con un banquete tras varios días sin comer, con varias conclusiones y con un vehículo. Una de las conclusiones era que los supervivientes por aquella zona escaseaban, otra era que había demasiados zombies para compartir comida y otra era que a priori, algunos de ellos podían aprender estrategias de caza. -¿Sabes conducir?- le preguntó David a Paco con una sonrisa cómplice.
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Relatos de un Zombie
Aktuelle LiteraturLa historia de Paco, un hombre que sin comerlo ni beberlo, se despierta mmm digámoslo así, un poco distinto. Una historia en clave de humor de la transformación que sufre un hombre corriente que pasa a convertirse en un zombie y busca venganza.