Parte 3

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Uh oh, here comes the smut.
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Dean no le había mencionado nada a Cas acerca de su revelación, no quería asustarlo, pero tampoco ilusionarlo.

Habían hablado más durante esa semana, pero los últimos dos días se habían escapado de las actividades del campamento y se habían internado en el bosque.

La lección del primer día fue: Felaciones.

Dean no era muy fan de meterse penes a la boca, pero siempre dicen que es Mejor la práctica que la teoría.

Al llegar al lugar en el que la semana anterior habían abierto sus mentes y habían revelado sus secretos, Dean comenzó a besar a Castiel, hambriento, lento.

Extasiado de su sabor y de sus labios, se había aprendido cada movimiento y cada grieta de los labios de Cas, que se comían los suyos con ganas de nunca dejar de sentirlos.

Para Dean fue una sorpresa que Cas lo haya tomado de las solapas de la chaqueta y lo haya empujado hacia el tronco del árbol, tomando sus manos y colocándolas por encima de su cabeza. También le sorprendió que la voz de Castiel tuviera un tono más grave de lo normal y le haya susurrado Eres mío al oído.

Nunca pensó que sentirse poseído por alguien fuera tan placentero.

Los besos fueron subiendo de tono y el calor de sus cuerpos se hizo más insoportable, Dean tomó la chaqueta de Castiel y se la arrancó en menos de dos movimientos tirándola lejos sin importarle en donde haya caído.

Castiel libero una de las manos de Dean y la guio hacia su entrepierna, apretando su mano con la propia en la creciente erección que se le había formado, Dean le regaló una sonrisa traviesa y comenzó a jugar con su pene por encima del pantalón hasta que el rostro de Castiel comenzó a demostrar dolor en vez de placer.

Le desabotonó el pantalón y juntos lo bajaron hasta que quedó bajo sus muslos.

Dean comenzó a besarlo de nuevo, jugando con su lengua, lamiendo sus labios y saboreándolo con fervor.

Castiel nunca pensó que alguien lo iba a besar de esa manera.

Las manos traviesas de Dean comenzaron a jugar con el elástico de los calzoncillos de Cas, alargándole la tortura, logrando que de su boca y con su ronca voz saliera un "Hazlo ya..."

Dean se sonrió y le bajo la prenda lentamente, liberando así una erección grande y más dura de lo que se había imaginado. Cas tomo a Dean del cabello y suavemente lo fue guiando hacia abajo hasta que Dean quedó de frente a esa enorme erección, se relamió los labios y miró hacia arriba, encontrándose con los dos mares azules de Castiel, mirándolo fijamente.

"¿Yo provoqué esto?" le preguntó sin dejar de mirarlo, metiendo la extensión de Castiel en su boca, arrebatándole un gemido desde la garganta, y asintió.

Dean continuó lamiendo y succionando el pene de Castiel, jugando con la punta, saboreando cada centímetro de su extensión y deleitándose con los gemidos que él le regalaba.

"Dios, Dean..." susurró Cas ahogándose en gemidos, tomando su cabello en un puño y empujando su cabeza hacia adelante, logrando que más extensión entrara en la boca de Dean, quien sonreía con los labios y sediento se dejaba guiar. "Estoy tan cerca... Dean..." el aludido saco el miembro de Cas y comenzó a masturbarlo con la mano, sintiendo la presión y las venas ensancharse, buscando la mirada de Castiel, quien la tenía perdida en el cielo.

"¿Vas a correrte?" le preguntó dejando suaves besos en la punta, donde saboreó su liquido pre seminal. "Vamos, Cas, córrete para mí..." le susurró soplando suavecito en la punta húmeda del pene de Cas quien no aguantó más y se corrió en las manos de Dean...

"Oh dios... Oh joder..." susurró Castiel tapándose el rostro y mirando hacia arriba. Dean se levantó del suelo y le quitó las manos del rostro.

"Dejame verte..." y Cas cedió, conectó sus ojos con los de Dean y éste le sonrió. "Me encantas sonrojado..."

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Veinte minutos después Castiel se encontraba hincado entre las piernas de Dean, quien cedió al placer que Cas le daba y se limitaba a acariciarle las mejillas que se abultaban cada que su pene se iba hasta el fondo de su boca.

Dean pensó que Castiel era un excelente alumno.

Cas encajó sus dientes levemente en la punta de su miembro que en vez de provocarle dolor le hizo acercarse cada vez más al orgasmo.

"Maldita sea..." susurró Dean tomando su nuca para inmovilizarlo y Cas subió la mirada visiblemente confundido. "Voy a follarte la boca..." le dijo Dean a Cas, notando como en sus ojos se encendió un brillo como si hubiera apretado un botón. Castiel quito las manos de su pene y enredo sus labios entre sus dientes, dispuesto a que Dean cumpliera lo que le prometió.

Y así fue, Dean comenzó a embestirle la boca lento hasta que Cas soltó un gemido largo y ronco cerrando los ojos que encendió a Dean más de lo que alguna vez pudo imaginar que iba a encenderse y comenzó a embestirle más rápido haciendo que sus testículos chocaran contra la barbilla de Cas, quien soltaba pequeñas carcajadas desde la garganta que a Dean se le antojaron perfectas. "Hijo de perra lo estás disfrutando..." le susurró Dean sonriéndole mientras Cas le miraba con esos mares color azul, dilatados y oscuros, como el mar de noche. "Oh si, así nene... Así..." Dean gimió y continuó embistiéndolo hasta que Castiel sintió como el pene de Dean se ensanchaba de pronto y comenzaba a vibrar de una forma suave y extraña. Dean hizo el ademán de salirse de él pero Cas le tomó por la cintura impidiéndole hacerlo y recibiendo su semen en su boca. "Oh Cas..." susurro Dean, extasiado con la imagen de Cas limpiando el semen de las comisuras de sus labios mientras seguía hincado frente a él.

Nadie nunca le había hecho nada parecido.

A ninguno.

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El día siguiente evadieron de nuevo las actividades planeadas y se encontraron en el comedor del campamento. Saludándose con un dulce beso en los labios y sonriéndose. Salieron del comedor tomados de la mano y se escabulleron hasta el bosque, en el mismo lugar en donde las lecciones comenzaron.

"Diablos..." dijo Dean, soltando la mano de Cas, y llamando su atención. "Olvidé algo en la cabaña..." le dijo y se rascó la nuca.

"¿Olvidar? ¿Qué olvidaste?" le preguntó Cas tomando su brazo.

Dean comenzó a caminar "Algo, no tardo..." Cas quiso seguirle y Dean sin detenerse levantó una mano en el aire. "No tardo, espera aquí cariño..." y Cas se detuvo, pero no porque Dean se lo haya ordenado, si no porque él le había dicho cariño.

Y Cas no sabía cómo reaccionar a eso.

Dean regresó diez minutos después y encontró a Castiel jugando con una ardilla sentado en el suelo. Se detuvo a mirarlo con una sonrisa en los labios y de ellos se escapó un suspiro, asustando a la ardilla y llamando la atención de Cas quien le sonrió pero a la vez frunció el ceño en confusión, apuntando hacia el pequeño bulto blanco que Dean traía bajo el brazo. Él sonrió y se acercó a Cas, extendiendo su mano y levantándolo del suelo. Ese bulto resulto ser una sábana que había tomado de la cabaña y suavemente la extendió en el suelo.

La lección de ese día era: Hacer el amor.

Teach me. (Destiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora